Después de dos años de correr a la sombra de Lewis Hamilton en Mercedes, Nico Rosberg se dio el enorme gusto de conquistar el campeonato mundial de Fórmula Uno, a los 31 años y luego de 10 compitiendo en el máximo nivel. Y unos días después conmocionó con una noticia aún más impactante: su retiro. Curioso el caso del apellido Rosberg, el segundo de un hijo de padre también campeón y el primero en que ambos lo fueron por única vez, ya que Damon Hill fue el monarca del 96, mientras que su papá Graham lo hizo dos veces, en 1962 y 1968. Es que Keijo Rosberg se consagró en 1982 habiendo ganado un solo Gran Premio, con un motor aspirado en plena era de revolución de los turbo, y que tuvo aún más significado para el automovilismo argentino: ese título bien pudo ser para Carlos Alberto Reutemann, quien desencantado por el golpe del que perdió en 1981 decidió dejar la F-1 en ese 82 luego de dos carreras.
La consagración de Keke Rosberg debe haber sido como una burda mueca del destino para el Lole. El finlandés había llegado para ser su segundo piloto en el equipo Williams luego del inesperado retiro de Alan Jones a fines del 81. El archienemigo de Reutemann de ese año, en el que el argentino buscó como nunca el campeonato, se había despedido propinándole una bofetada deportiva, ganando el Gran Premio de Estados Unidos, que se corría por primera vez en Las Vegas. A esa última cita del calendario, Lole había llegado con 1 punto de ventaja sobre Nelson Piquet y largando desde la pole position, pero el australiano lo primereó en la largada y ganó de punta a punta con un auto formidable, mientras su Williams número 2, que había sido un cohete hasta las pruebas de tanques llenos, penaba inesperadamente con la caja de cambios y lo dejaba tirado en el 8º lugar final, sin puntos por entonces, mientras el brasileño cosechaba los 2 con el 5º puesto que lo consagrarían.
Frank Williams, que siempre estuvo del lado de Jones, el campeón de 1980 y su primer piloto también en el 81, se encontró a finales de ese año en un gran problema. Con el australiano afuera y el argentino decepcionado por perder el título, habiendo sentido claramente que no tenía todo el apoyo del equipo en varias ocasiones además de Las Vegas, Sir Frank le rogó prácticamente a Reutemann que continuara en el 82. Y Lole dudó mucho. Porque a los 39 años sintió que había perdido la oportunidad de su vida, porque la opción era de nuevo continuar en el equipo que lo maltrató y porque a esa altura se intuía que, ahora sí, los motores turbo impondrían autoridad luego de haber acumulado experiencia durante 5 años, tras el ingreso de Renault con Jean Pierre Jabouille en 1977.
Con motores Cosworth "aspirados" confirmados en Williams para la nueva temporada, el argentino sintió que no tendría posibilidades. Así y todo hizo el intento y en Kyalami, primera prueba del 82, vivió en carne propia la humillación del poderío de los turbo. Alain Prost llegó prácticamente a sacarle una vuelta, pero debió parar en boxes por problemas y al final terminó ganando, pero por "sólo" 15 segundos de ventaja sobre el propio Reutemann, que se benefició de numerosos abandonos. El debut parecía alentador, pero Lole no se confió de esa buena fortuna y cuando se tocó con el otro Renault, el de René Arnoux, a la carrera siguiente en Jacarepaguá, decidió colgar el casco, 23 días antes de cumplir los 40.
La realidad le mostraría al Lole que los viejos motores tendrían un año más de alegrías, que los turbo no eran aún todo lo confiable que se necesitaban y además, dos de los candidatos que usaban turbo, quedaron trágicamente al margen: Gilles Villenueve murió en Zolder y Didier Pironi casi se mata en Hockenheim cuando era líder cómodo con Ferrari. Entonces, el título lo heredaría nada menos que su compañero Rosberg, que se había destacado por su ímpetu a bordo de autos de segunda mano, como el Wolf de 1979 o los Fittipaldi del 80 y 81, y que celebraría ganando apenas un Gran Premio, el de Suiza, en la antepenúltima cita.
Rosberg saldría campeón en Williams con apenas 44 puntos, 5 menos que los de Reutemann en el 81. Otro golpe para Lole, ya retirado, como cuando dejó Ferrari en el 79 para pasar al imbatible Lotus y Jody Scheckter sería el campeón con el Cavallino.