Esto no es lo mismo que lo que vendrá. Es apenas un aperitivo. Válido por cierto, pero lógicamente un calentamiento de motores, con todo lo que ello implica. Porque forma parte del aprendizaje que todo equipo debe cumplir en la previa del inicio a cada competencia. Positivo desde el resultado, que suele ser lo de menos, desde el funcionamiento en algunos cuantos pasajes del partido y algunas otras cosas más de las que Coudet sacará sus propias conclusiones. Pero, se insiste, lo que viene tendrá otro formato. Otra exigencia. Otra adrenalina. La que se merece. La sola presencia de Teófilo Gutiérrez obligará a que el tránsito por el campeonato esté en consonancia con lo que el equipo mostró en el último año y medio. Por lo pronto, valió el ensayo, que fue acompañado de un festejo.
Levantar la mirada y ver las tribunas semivacías (el horario, más todo lo que estaba en juego en los Juegos Olímpicos colaboraron y mucho) fue un ejercicio sensato para entender que el partido de ayer se trataba simplemente de un eslabón más en la puesta a punto futbolística, que mostró algunas de las caras nuevas con las que contará el proceso que se avecina, tales los casos de Hernán Menosse, Washington Camacho y algo también de Mauricio Martínez.
Sería una lectura equivocada mencionar que los 90 minutos ante Sud América le entregaron a Coudet una idea acabada sobre jugadores que actuaron como para ganarse un lugar en el arranque. Es que aún resta demasiado para que los porotos impongan decisiones más sesudas y con escaso margen de error.
Este Central se armó como para volver a dar pelea. Quizá aún le falta algún que otro nombre, pero tampoco hay certezas de que los pedidos del Chacho puedan cumplirse al ciento por ciento. Si eso no ocurre, alcanzará con la sola presencia de Teo Gutiérrez para potenciar y jerarquizar futbolísticamente a un equipo que viene entregando muy buenas señales, pero que cuando la AFA disponga arrancar el torneo se topará con el desafío de siempre: protagonismo y, en la medida de lo posible, un título.
Es difícil que alguien en este grupo garantice lo segundo. Sí lo primero. Porque lo de la coronación forma parte de una larga carrera en la que todos compiten y de la que sale sonriente uno solo. Lo del protagonismo sí es prácticamente una materia en la que no estará permitido no eximirse.
El proceso de formación todavía está latente. Quizá se extienda aún en las primeras fechas del torneo. No debiera ser así, ya que el tiempo de preparación fue larguísimo. Pero habrá piezas que amoldar. Porque un jugador como Teo Gutiérrez seguramente sumará jerarquía, pero para exprimirla primero deberá transitar el proceso lógico de conocimiento con todos sus compañeros, especialmente con Marco Ruben. Hasta el propio Martínez está flaco aún en ese aspecto. Recién ayer cumplió con los primeros minutos de fútbol formales con el equipo, ya que a los pocos días de incorporarse tuvo que viajar con el seleccionado olímpico.
Ahora hay una parte que deben cumplir los dirigentes con la llegada de algún posible refuerzos y el resto será todo del grupo, especialmente del Chacho, que será el encargado de formatear el equipo al que quiso renovar tras sellar su continuidad.
A esa renovación hay una base que la acompaña. Por eso lo de ayer encontró cierto sustento. Y en un trámite de pretemporada (el de presentar al equipo ante los hinchas en el Gigante y frente a un rival uruguayo), Central escribió las últimas líneas del prólogo. De aquí en más habrá un pensamiento frío, con las mejores ideas posibles para desandar de lleno una historia que atrape, que cautive, y de la que todos pretenden que tenga un final feliz.