Barrabravas de Vélez Sarsfield realizaron ayer disparos al aire en la pileta del club, causando pánico entre los presentes y el presidente del club, Raúl Gámez reconoció que pensó “en renunciar”, por el accionar de los violentos.
Barrabravas de Vélez Sarsfield realizaron ayer disparos al aire en la pileta del club, causando pánico entre los presentes y el presidente del club, Raúl Gámez reconoció que pensó “en renunciar”, por el accionar de los violentos.
El hecho se produjo en el cierre de temporada de pileta, cuando irrumpieron varios sujetos y efectuaron disparos al aire, causando el pánico entre los presentes, todos socios o familiares del club.
“Ahora me dí cuenta que por hacer algunos acuerdos con ellos, los pongo en riesgo a los socios. Es algo muy triste que nos da vergüenza”, reconoció Gámez.
El titular del club de Liniers explicó que los sujetos llegaron en un auto, sortearon la seguridad privada del club y accedieron a la zona de pileta.
El dirigente comentó que él estaba con parte de su familia -nuera y nietos- en el lugar cuando sucedió el episodio, en el cual ninguno de los presentes sufrió heridas. “Sembraron el pánico y el terror. Estaba con mi nuera, con mis nietos. La gente indignada como corresponde. Estos tipos que son cobardes y no les interesa nada y lo hacen en el medio de la gente y, si yo les hubiera dado entradas, tal vez esto no lo hubieran hecho”, expresó.
Luego comentó que le pedirán al Estado mayor seguridad en las instalaciones del club, aunque Vélez sería el encargado de abonar el dinero que corresponda a eso. “No sé si tiene que ser Gendarmería, la Policía Federal o de la ciudad, pero nosotros lo pagaríamos porque necesitamos seguridad. Tendremos que pensar que tenemos un jugar caro y ese dinero irá destinado a tener mayor seguridad para el socio”, graficó el presidente de El Fortín.
Gámez sostuvo que “nunca más estos tipos tienen que entrar al club”, y reiteró que le daba “mucha vergüenza tener que hablar de esto”, ya que son “muy responsables” con lo que sucede en la entidad.
En tanto, reconoció que él debió “pactar” con parte de la barrabrava del club, para poder “convivir”, pero agregó que esta vez los que ingresaron a la zona de piletas “eran personas a las que les negamos entradas para los recitales” que se harán en el estadio José Amalfitani.
“Lo tengo que hacer porque vivo a diario con eso. Pero lo tengo que hacer (pactar). Si nosotros le hubiéramos dado las entradas, para los espectáculos que no son de fútbol, no hubiera pasado”, afirmó.