Y un día Luca Martínez Dupuy gritó su primer gol en la primera de Central. Después de aquella oportunidad que le dio el Kily de sumarse al primer equipo, el delantero intentó aprovechar cada chance que tuvo, pero, se sabe, los centrodelanteros viven del gol y por eso muchas veces cualquier esfuerzo físico pude pasar inadvertido. Las lágrimas después del zurdazo goleador tuvieron que ver con ese primer grito, pero también con la angustia que carga el futbolista por el fallecimiento hace pocos días de su abuela. Incluso en el complemento pudo anotar el segundo, pero su remate dio en el palo derecho.
Posiblemente el destino le haya tenido marcado lo que vivió de ayer en el Gigante. Porque a inicios de la semana su nombre no figuraba en el radar de nadie como para que fuera titular. Pero el Kily lo analizó como alternativa en las prácticas de fútbol y en los últimos entrenamientos, aún sin decirlo oficialmente, lo confirmó.
Hasta ayer Martínez Dupuy tenía dos partidos como titular (ante Banfield y Patronato) y algunos encuentros más ingresando desde el banco, pero en ninguno pudo lograr lo que esta vez hizo: el gol.
Las lágrimas después de definir (aprovechó el rebote tras un remate de Zabala) fueron la imagen más acabada de sus sentimientos, que tenían que ver con ese debut en la red y con dedicatoria hacia esa abuela que tiene tatuada en el muslo derecho, en la que tiene un corazón dibujado en medio de la leyenda: “Yo amo a abuelita”.
Hace un año alternaba en reserva, con el Kily González subió a primera división y ayer hizo lo que todo delantero quiere: anotar su primer gol.
El foul a Vecchio fue afuera pero era expulsión
Hubo una jugada que pudo resolver antes la suerte de Central en el partido: la falta no cobrada sobre Vecchio que debió desembocar en la expulsión del arquero Chaves, pero el árbitro Andrés Merlos entendió que no hubo infracción. Lo que sí quedó claro fue que la falta fue afuera del área y que no hubo penal, como reclamó el Kily González, y también Vecchio, quien se fue de Boca y por eso fue amonestado: “tengo 20 palos en el banco”, le dijo al juez, a quien después le pidió disculpas. Amén del exceso, Emiliano tenía razón, era falta afuera, pero roja