Fue sufrida la victoria de Newell's sobre Huracán. ¿Podría ser de otra manera? Ojo. Fue justa, merecida, pero no fue sino hasta que Luis Leal tocara la primera pelota del partido a la red que pudo consumarse con cierta tranquilidad. Dientes apretados, dudas, mucha actitud, algo de fútbol y la extraña fórmula del pelotazo enmarcaron el 3 a 1 que le da aire para cerrar la Superliga con una mochila menos pesada.
Es que nada le sobró a Newell's. Incapaz de armar juego por abajo, encontró sin embargo en el pelotazo frontal la fórmula impensada para vulnerar a un Huracán más prolijo y que buscaba imponerse desde la buena circulación desde el pie. La tenía el Globo pero Maxi inventó el primer pase largo del partido, Silva le hizo un torpe penal a Rivero y la Fiera lo transformó en una apertura sorpresiva a los 15.
Como igual de sorpresivo fue el empate enseguida de Huracán. Porque se inició en otra torpeza, la de Paredes para perder el balón y resolverlo con falta, siguió en el tiro libre de Roa, el cabezazo de Chávez sobre Requena, el manotazo de Aguerre, el rebote en el palo y en el toque atento del 9 quemero ante el estatismo defensivo leproso.
Era justo en verdad, porque el equipo de Mohamed, que trata de convencerse de que puede jugar metros más adelante al de Alfaro, se envalentonó y fue por más. Chávez casi vuelve a facturar de cabeza luego de que otra vez Paredes perdiera ante Gamba y sensaciones feas se apoderaban del Coloso.
Pero justo el paraguayo de la macana, Paredes, pensó que también podía usar el recurso de la Fiera y sacó el segundo pelotazo largo de la noche, que casi se lleva Rivero al gol, que rebotó y quedó en los pies de Ferroni. Y el lateral hizo lo mejor de la noche con un centro y la peinada de Formica, lo ayudó la pifia de Pérez y los Rodríguez hicieron el resto, con el pase atrás perfecto de Maxi y el toque a la red de Alexis.
Mucho premio por entonces para un triunfo que lo sostenía entre alfileres. Entre sus dudas y temores, el Globo de Mohamed seguiría inquietándolo con la invitación que siempre ofreció Ferroni por su lateral, poco protegido adelante suyo por Rivero. Pero luego de que Aguerre se quedara con un disparo de Roa y con el balón luego de la pifia increíble de Chávez, en lo que era un mano a mano en el primer cuarto de hora del complemento, Newell's empezó a pensar en que esta vez sí se le daría.
Las ofertas de Huracán, que también dio de sobras abajo, lo invitaron al equipo de Bidoglio a llegar con juego y así contó con varias chances, siempre con Maxi de protagonista. Silva se la sacó al córner, luego fue bien anulado un gol en offside de Cacciabue tras una asistencia suya y hasta Figueroa (reemplazó bien a un esforzado pero poco productivo Formica) y Rivero hilvanaron su oportunidad.
Sin embargo, otra vez sería el pelotazo largo la fórmula del desahogo. El ingresado Leal (por Maxi) debió facturar por dos las grandes asistencias de Nadalín primero y Rivero después, pero alcanzó con la definición seca en el tercero para encontrar al fin algo de paz.
Hubo un aplauso de puño cerrado cuando Loustau pitó el final. Es que se celebra más acaso lo que más cuesta. Newell's volvió a sonreír con una fórmula impensada en un contexto de presión extrema y eso cuenta también a la hora de darle el marco justo a este esperado reencuentro con la victoria.