Central perdió desde los doce pasos. Claramente. Pero también lo hizo en las muchas situaciones que dispuso en un lapso de 25 minutos que no pudo concretar. Que le faltó el toque final y hasta una pizca de fortuna como siempre se necesita. No fue un dominio abrumador pero sí el equipo hasta anoche de Paolo Montero estuvo más cerca que el de Ricardo Zielinski de llevarse el triunfo.
La mano siempre estuvo cambiada. A Central se le lesionaron dos jugadores de entrada (ver aparte) y después se compensó con las bajas también prematuras de Atlético Tucumán, pero fue en las áreas donde hubo diferencias a favor del conjunto canalla que no se tradujeron en lo único que cuenta al cabo, el gol.
En un lapso desde los últimos 10 minutos del primer tiempo y los primeros 15 del complemento, los auriazules tuvieron seis situaciones importantes que no movieron la red y lo pagó con creces.
Por supuesto, el débil remate de Washington Camacho en el penal que contuvo Cristian Lucchetti a los 50' fue la más clara (falta del guardavallas al mismo volante), además de haber sido la primera del complemento. Antes, en la primera mitad, el propio arquero le sacó un remate a quemarropa de Federico Carrizo de afuera del área, que empalmó en el área un despeje en un centro. La pelota la mandó al córner a los 38'. Y en el primer minuto de adicional, Pereyra ejecutó con zurda un centro perfecto desde la izquierda y el mismo Camacho apareció solo luego de que Zampedri se llevara la marca, pero cabeceó muy mal y la dejó mansa en las manos del uno, como luego ocurriría desde los doce pasos.
Central no se amedrentó tras la pena máxima y al toque contó con tres situaciones netas de gol. Primero fue Carrizo el que avanzó de izquierda al medio y antes de pisar el área sacó un misil que se estrelló en el ángulo izquierdo de Sánchez (ya había entrado por Lucchetti). Iban 10'. Al minuto, el conjunto auriazul lo tuvo por dos y en ambas respondió bárbaro el ex arquero de Chicago. Primero al atribulado Camacho y enseguida una mediavuelta de Ruben casi en el área chica y con mucha gente en el medio.
La última muy clara llegó enseguida otra vez en los pies del Pachi, que eludió a Sánchez hacia su derecha y no remató con la rapidez y fuerza suficiente como para meterla, dándole tiempo a Romat para sacarla al córner. Después hubo más arrebatos que situaciones y Atlético Tucumán tuvo un par, sobre todo en un cabezazo que dio en la mano extendida de Leguizamón y que ni Beligoy ni el asistente vieron cerca del final.
La historia de los penales siguió en los mismo cánones. Central no llegó a su cuarta final al cabo porque no hizo lo único que sirve en el fútbol: el gol. Ni en los penales del final ni antes en los noventa minutos, inclusive desde los doce pasos.