Barcelona, defensor del título y líder de la Liga, perdió ayer el derby con Real Madrid 2 a 1 en el Camp Nou, que se estremeció en la previa con un sentido tributo al holandés Johan Cruyff y terminó con una profunda desazón por el tanto decisivo del portugués Cristiano Ronaldo a cinco minutos del final.
El luso, con una definición entre las piernas del arquero Claudio Bravo después de dominar la pelota con el pecho dentro del área menor, se adueñó de una jornada especial para los catalanes, que asistieron en número récord esta temporada (99.264 personas) con la expectativa de ver el gol 500 de Lionel Messi.
La noche parecía perfecta cuando el defensor Gerard Piqué, jugador símbolo de la institución culé, puso en ventaja al equipo de Luis Enrique, aunque la alegría fue efímera porque el francés Karim Benzema igualó con una espectacular tijera poco después.
Real Madrid, que acabó en inferioridad numérica por la expulsión de Sergio Ramos, se dio el gusto de cortarle a su rival un invicto de 39 partidos y quedó a siete puntos del líder, a siete fechas para el final del campeonato español.
Barcelona no perdía desde el 3 de octubre del año pasado, en ocasión cuando Sevilla lo venció 2-1 en el estadio Sánchez Pizjuán y los merengues habían ganado por última vez en el Camp Nou en la temporada 2011-12, por idéntico resultado, con el portugués José Mourinho como entrenador.
La caída del conjunto de Luis Enrique (76 puntos) fue capitalizada también por el escolta Atlético de Madrid (70), que goleó a Betis (5-1). En otros partidos, Celta 1, La Coruña 1 y Las Palmas 2, Valencia 1.
El árbitro Alejandro Hernández Hernández tuvo un mal desempeño y fue protagonista de dos situaciones polémicas. En el primer tiempo ignoró un penal de Sergio Ramos sobre Messi y a diez del final, anuló un gol lícito del galés Gareth Bale por supuesta falta sobre el marcador Jordi Alba.