La victoria de Central puede ser catalogada como justa o no, y hasta hay más indicios de que la opción fuera la segunda, pero en las cosas locas que tiene el fútbol el canalla se llevó tres puntos de oro en un partido que empezó ganando a los 3’, que jugó bastante mal, pero que en el peor momento lo fue a buscar con lo que tenía, con más ganas que fútbol, pero en medio de ese amor propio y mucha vergüenza encontró lo que no podía dejar pasar: el triunfo ante Patronato.
Si había un arranque a pedir de Central fue el que se dio, con un gol en una de las primeras jugadas del partido. Después de un aviso ya de parte de Ruben, llegó ese desborde de Marinelli para que Covea le dé con fuerza al arco y tras el rebote de Ibáñez, Marco hizo lo que todo 9 debe hacer: estar en un lugar indicado y definir. Así fue. Gol, delirio y ¿tranquilidad? No. Porque inmediatamente Central perdió la pelota y Patronato comenzó a administrarla con mayor criterio, volcando su juego por el carril derecho, donde Blanco comenzó a evidenciar problemas con Gudiño.
Central nunca entendió que el retroceso de los tres jugadores trescuartistas era necesario (Marinelli era el que mejor cumplía esa función) y a partir de ahí a Ojeda y Desábato siempre lo atacaron en superioridad numérica. Igual, el Patrón no generó demasiado peligro (tuvo tres remates pero todos desviados), pero sí activó algunas alarmas, por eso la impaciencia del Kily.
Recién cerca de los 30 minutos Central volvió a emparejar el trámite y lo que hizo con eso fue demostrar que Patronato era una equipo altamente vulnerable. Es que cada vez que el canalla puso la pelota al pie y le imprimió velocidad y criterio generó peligro. Marinelli lo tuvo mano a mano con Ibáñez, que se quedó con el duelo. Martínez iba mucho más que Blanco y por ese sector llegaron algunas otras situaciones que el canalla se encargó de desaprovechar.
Covea, que a esa altura se había vuelto a meter en partido y demostraba cosas interesantes, metió un centro al corazón del área que ni Ruben ni Ojeda pudieron conectar. Y dos de las más claras estuvieron en los pies de Ruben, en la primera intentó una sutileza después de una gran jugada de Covea y en la segunda encaró solo pero desde un ángulo muy cerrado. En ambas tapó Ibáñez.
Era sin dudas el mejor momento de Central en el partido, pero esa falta de eficacia resultó un tiro por la culata. Es que en el final Gudiño recibió otra vez solo por derecha y su centró terminó en la cabeza un Sosa Sánchez al que Martínez nunca llegó a inquietar (Fosa Ferreyra y Avila ni salieron en la foto).
¡PARTIDAZO, GOLAZO DE VECCHIO Y REMONTADA AGÓNICA CANALLA! | Rosario Central 3-2 Patronato | RESUMEN
Después de eso el equipo empezó a jugar al ritmo de la gente, sobre todo después de esa arremetida de Marín al minuto del complemento. Central fue en todo momento un equipo timorato, atado y sin demasiadas ideas. De hecho la primera clara la tuvo en una pelota parada, en la que el Fosa Ferreyra le ganó la posición a Ibáñez, la pelota dio en el palo y Martínez. Aunque exigido, la tiró afuera.
Esa liviandad el Kily intentó romperla mandando toa la artillería a la cancha: Vecchio, Zabala y Gamba. Otro esquema (el de siempre) y a jugar. Pero nada, o casi nada.
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Marinelli, Martínez e Infantino se suman al festejo de Ruben, el goleador canalla que abrió el marcador.
Héctor Rio
Pero había más preocupaciones por delante. Es que la salida en falso de Broun terminó en un gol de una película de terror y el Gigante explotó, pero de bronca. De ahí en más era ir por ir, como sea. Gamba vio el hueco, picó, tiró el centro y el Pupi Ferreyra sólo tuvo que empujarla.
Igual no alcanzaba porque el fastidio. Pero Arroyito tenía preparada una emoción más, en el final, para que todo sea más efusivo. ¿En los pies de quién? De Vecchio, el mismo que había agitado la semana con sus declaraciones. Toque sutil, con clase, para bajarle la persiana a un partido que Central pudo ganar antes y pudo perder, incluso por varios goles. Pero fue victoria al fin para una tarde de emociones fuertes.