Si Cristian González imaginó un escenario determinado para armar el Central que pretende, el que se le presenta no es ideal. Indudablemente hay una distancia considerable entre lo imaginado y la realidad que le toca vivir, por unas cuantas situaciones, pero una puntualmente: el aumento de contagios que hubo en la comitiva auriazul que obligó a diez personas a refugiarse hasta que los testeos venideros entreguen un negativo. El Kily tiene muy en claro que lo primordial es la salud de todos, pero de cara a su debut hubiera preferido otra cosa. Sin ir más lejos el técnico estuvo presente este martes en el predio de Arroyo Seco, pero los trabajos que los futbolistas realizaron en el campo de juego él debió seguirlos desde una de las tribunas, por el consejo del cuerpo médico, que desde hace algunos días tiene entre sus filas también a dos infectólogos (Pedro Flynn y Valeria Vitolo).
Para todos los clubes de primera es difícil hablar exclusivamente de fútbol y en Central más todavía. Es que las noticias de los últimos días giraron exclusivamente en torno a cuestiones sanitarias. En el comunicado emitido por el club el lunes por la noche se informó de siete nuevos casos de Covid-19 y pese a que en esa lista no figuran futbolistas el impacto se trasladó de alguna forma al trabajo.
En lo que fue el retorno del plantel a los entrenamientos (esta semana volvieron un martes y no lunes, como venía sucediendo) hubo cuatro grupo de seis jugadores en cada uno de ellos, con los protocolos de siempre. A todos los vio el Kily, pero no lo hizo desde el campo de juego, sino a la distancia, desde una de las tribunas de la cancha principal del predio de Arroyo Seco.
El Kily no figuraba en la lista de positivos, pero sí algunos de sus colaboradores, por lo que hubo una recomendación de parte del cuerpo médico e infectólogos. Lo que se le aconsejó al entrenador fue que estuviera en la práctica, pero que, en la medida de lo posible, guardara una distancia mayor a la habitual. Por eso el seguimiento de sus dirigidos desde un poco más lejos.
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El profe Colman, uno de los colaboradores del Kily, en cancha con los jugadores.
Es cierto que por ahora la cosa gira más sobre rutinas físicas y que por ahí no es de extrema necesidad que el Kily les esté encima a los futbolistas, pero esa es la distancia entre aquel escenario ideal y este real. Por eso la mirada desde lejos, con el profe Ernesto Colman impartiendo las órdenes y con los principales colaboradores del Kily fuera de circuito, al menos por unos días, por el aislamiento que deben cumplir de manera obligada.
Para mañana está prevista una nueva rueda de hisopados para todos los integrantes de la lista que conforman la comitiva que fue autorizada para ingresar al predio y entre ellos está por supuesto el técnico Kily González, a quien no le resulta del todo sencillo y mucho menos agradable las formas en las que tiene que llevar adelante su trabajo. Porque si hubo algo que nunca imaginó es participar de un entrenamiento como lo hizo en la jornada de este martes, desde una de las tribunas.
En el medio por supuesto está la cuestión estrictamente sanitaria y de salud, que es a lo que todos en Central le están prestando la atención debida. Porque los hisopados de hace dos semanas arrojaron dos casos positivos (rápidamente apareció uno más) y en la noche del lunes fueron informados otros siete. De allí los recaudos y mayores cuidados que se están tomando. Uno de ellos fue ese mayor distanciamiento por parte del un Kily González que quisiera estar frente a la realidad que soñó, pero al que no le queda otra que afrontar la que le toca.
Además, unos cuantos lesionados
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Brítez es uno de los lesionados que hay hoy el plantel de Central del Kily González.
Además de los contratiempos por cuestiones sanitarias, el Kily González está sufriendo algunas bajas por lesión. En las tres primeras semanas de trabajo cuatro futbolistas debieron detener su ritmo habitual. Hasta aquí son tres los jugadores con problemas musculares y el restante por una situación traumática (Emmanuel Ojeda, con esguince de rodilla. Eso también atenta contra el trabajo que lleva el técnico en el día a día.
Joaquín Pereyra, Emanuel Brítez y Joaquín Laso ya se entrenan de manera diferenciada y tendrán para un par de semanas más, lo que los retrasará en su puesta a punto. Eso también es un gran inconveniente con lo que debe lidiar por estos días el Kily González.