Diego Armando Maradona regresa por última vez al fútbol. Es el 9 de julio del 97 y el escenario elegido para ponerse de nuevo la camiseta de Boca es el estadio de Newell's, la cancha donde 4 años atrás también había vuelto, pero con la rojinegra. La expectativa es tremenda. El día previo, el hotel República fue un pandemónium de gente que lo buscaba. Se acerca la hora de la salida por el viejo túnel detrás del arco del hipódromo. Y de repente, el Diez toma de sorpresa a todo el mundo y salta ágil a la cancha con los compañeros bastante atrás. Y hay un único momento en que, raro en él, no lo rodea nadie. Ni camarógrafos ni pibes alcanzapelotas que lo aguardaban ni fotógrafos acosándolo como de costumbre. Cordones desatados, como siempre, la 10 en la espalda. Un momento mágico, casi reverencial ante el Dios viviente del fútbol que durará nada, captado por la lente atenta del fotógrafo Néstor Juncos.