"¿Y? ¿Cómo lo ves a mi Newell's con todos estos cambios?", pregunta Luis desde la puerta de su agencia de loterías esperando una respuesta supuestamente certera que eleve su expectativa y baje su escepticismo.
En sintonía, Ezequiel grita la consulta mientras acomoda un cajón de manzanas en su verdulería, y aguarda una contestación aparentemente precisa que motive su optimismo y disminuya el temor a la decepción: "¿Te parece que va a andar bien mi Central con los nuevos jugadores?".
Ante cada inauguración de temporada los amores propios de los canallas y leprosos mueven la balanza del humor según las noticias emergentes de un mercado que lleva y trae jugadores, y en torno a eso el debate se reedita y se estaciona en los pronósticos sobre lo que sucederá con sus clubes.
La necesidad de encontrar un análisis que mejore la proyección inmediata deportiva de sus equipos es común en una ciudad que vive el fútbol hasta en los rincones, pero es sabido que ese interrogante sólo obtendrá una respuesta certera cuando la pelota gire.
No obstante hay preguntas que sí ya tienen respuestas. Y una de ellas es que indefectiblemente ambos equipos deberán buscar una identidad futbolística que les permita encaminarse con certidumbre hacia los objetivos planteados.
La realidad también ofrece como respuesta que ambos clubes en este receso han resignado experiencia y jerarquía individual, un aspecto que recién podrá medirse con el rendimiento de los sustitutos que cada equipo consiguió.
Tanto Juan Manuel Llop como Paolo Montero ya desandan las pretemporadas en sus plantas de ensambles, donde deberán apelar a su capacidad artesanal para potenciar la ingeniería productiva, a sabiendas que con relación a épocas anteriores la planta fabril ha resignado valor agregado.
Claro que el Chocho tendrá que realizar un mayor esfuerzo para diseñar esa matriz futbolística porque los recursos no abundan, pero el DT conoce el oficio porque supo edificar realidades redituables en otros lares con presupuestos aún más acotados. Claro que en esta ocasión las exigencias son otras, porque se trata de Newell's, donde siempre debe jugarse por el protagonismo. Por eso tal vez desde que llegó, y como buen previsor, tiene en mente dos esquemas bien definidos: uno con Maxi Rodríguez y otro sin él.
Montero ya tiene una matriz premoldeada, la que enseguida puso a punto en el inicio, pero que sobre el final del torneo mostró falencias por el rendimiento de determinadas piezas. Ahora, en un ciclo en el que pudo elegir relevos y ya con varias piezas nuevas, tendrá el desafío de devolver a Central a los puestos de vanguardia, porque también se trata de un club con objetivos de máxima.
Se pone el acento en la labor de Llop y Montero no sólo por su responsabilidad de encontrar el funcionamiento, sino también por la justificación que deberán dar en cancha por los refuerzos adquiridos, que llegaron a su pedido.
Por ello tendrán mayor relevancia, ya que de ellos dependerá la respuesta a cómo jugará Newell's y cómo jugará Central. Y esos cómo son el interrogante que tienen los hinchas en la previa. Que no es casual. Ya que de esas contestaciones fácticas se conocerá la identidad futbolística de ambos equipos, las que planifican los técnicos y ejecutan los jugadores. Sólo es cuestión de esperar que descubran el juego.