Habrá pampas, Andes y terrenos rocosos, pero el Rally Dakar 2010, que por segundo año seguido se
disputa en Argentina y Chile, tendrá más dunas y más desierto en búsqueda de la tradicional postal
de arena con la que la carrera ganó su fama en Africa.
El plato fuerte de la competencia, que se inicia hoy, será el desierto de Atacama, en Chile,
mientras las etapas que cruzan la Argentina, primero de este a oeste y luego viceversa, serán
definitorias para el posicionamiento en la tabla y luego ya para la supervivencia y la
coronación.
“Vamos a estar mucho tiempo en el desierto de Atacama. Creemos haber logrado una buena
recomposición de desafíos en terrenos desérticos, rocosos, montañosos y planicies para ofrecer un
nivel deportivo de altísima calidad”, anticipó el director del rally, Etienne Lavigne.
Serán más de 9.000 kilómetros, con unos 4.810 kilómetros de especiales que recorrerán las 161
motos, 28 cuatriciclos, 141 automóviles y 53 camiones inscriptos en la competencia, más los 221
vehículos de asistencia.
La Patagonia quedará esta vez afuera de competencia, luego de las quejas de los pilotos por los
extensos trayectos de enlace en las mesetas del sur argentino que los obligó a conducir durante
largas horas con las dificultades que presentaba su suelo pedregoso. El Dakar, exiliado por segundo
año de su escenario natural, Africa, es sinónimo de desierto y arena y hacia allí se dirigirá en
esta oportunidad.
El Dakar largará el próximo viernes desde Buenos Aires, con un recorrido en sentido inverso al
de 2009. En las primeras dos etapas rumbo a la Cordillera de los Andes se diagramaron recorridos
paralelos para motos y cuatriciclos y autos y camiones, con el fin de garantizar una mayor
seguridad a los vehículos menores, en especial en casos de sobrepaso.
Los desafíos irán de menor a mayor. En la primera etapa desde la ciudad bonaerense de Colón
-corazón de la pampa húmeda- hasta la provincia de Córdoba, anfitriona habitual del Campeonato
Mundial de Rally, los pilotos les darán la bienvenida a los derrapes en la zona serrana.
Luego la mayor competencia de automovilismo “off road” partirá rumbo al noroeste
hacia La Rioja para buscar tierras rocosas y encarar después la tercera etapa hasta Fiambalá, en
Catamarca y a los pies de los Andes. La arena comenzará a tomar protagonismo en una especial que ya
en la edición 2009 sorprendió a los pilotos por su exigencia y sus dunas de hasta 30 metros de
alto.
El cruce de los Andes, por el paso fronterizo San Francisco, a más de 4.700 metros de altura,
abrirá el 5 de enero las puertas al desierto más árido del mundo.
Los pilotos tendrán sólo algunas horas para ambientarse en la ciudad chilena de Copiapó
porque al día siguiente iniciarán la quinta etapa hacia Antofagasta, que pondrá a prueba su
resistencia y su fortaleza mental con un recorrido muy exigente por el desierto de Atacama.
El terreno se tornará pedregoso y más de algún participante podrá sufrir algún percance, ya que
esta parte de la ruta es una de las más difíciles.
Ya el día 7 los pilotos tendrán una oportunidad de mejorar su clasificación en una etapa de
caminos veloces, pero que les deparará una trampa de 50 kilómetros de arena y un tobogán de más de
tres kilómetros hasta llegar a Iquique, la capital de la Primera Región, conocida por sus hermosas
playas del Océano Pacífico.
La octava etapa hasta Antofagasta será muy particular. Los corredores deberán aguantar la
especial más extensa de toda la competencia, de 600 kilómetros, para desafiar un salar y muchísima
arena.
Tras el día de descanso planificado para el 9 de enero en Antofagasta, los pilotos comenzarán a
despedirse del desierto en dos etapas que les permitirán reafirmar su posición en la
clasificación.
El calor intenso y el desierto quedarán atrás al llegar a la turística ciudad de La Serena,
donde esperan las playas y los exquisitos mariscos y pescados del Pacífico.
El 12 parten a la capital chilena, donde el Dakar se mezclará con las campañas políticas, ya
que el 17 de enero es la segunda vuelta presidencial. El camino cambia y comienza a observarse
mayor vegetación, pero el calor aumenta y sobrepasa los 30 grados de temperatura, hasta que al día
siguiente los competidores encaren el regreso a Argentina a través del paso Cristo Redentor.
El cerro más alto de América, el Aconcagua (6.959 metros), será el vigía de las siguientes dos
etapas, que atravesarán las mesetas andinas y los caudalosos ríos de verano rumbo al sur por las
provincias de San Juan y Mendoza, que los esperará con las desafiantes trampas de arena de El
Nihuil.
Luego, todo será velocidad y concentración por las pampas argentinas rumbo a la línea de llegada
en Buenos Aires, donde el 17 de enero se realizará el podio de los ganadores del rally más famoso
del mundo.
“Es bueno que haya más desierto y que se corra en terrenos más abiertos. Será un Dakar muy
parecido al de Africa, con etapas más duras, controles horarios al final de cada tramo y con muchas
horas de conducción por la aridez de la ruta”, señaló el piloto argentino Orly Terranova, que
va por su segundo Dakar.