El beso de las atletas rusas, otro capítulo de la ley antigay de Putin

Durante la premiación de ayer de la posta femenina 4 x 400, nada menos que dos integantes del relevo local, Kseniya Ryzhova y Tatyana Firova, se besaron en la boca durante la ceremonia. Fue un gesto elocuente, en contra de la ley antigay de Rusia, que prohíbe esta clase de manifestaciones.

Ambas corredoras fueron dos de las ganadoras del oro en el relevo con el equipo de Rusia y su beso en el podio fue un gesto que algunos pueden interpretar como un desafío a la ley antigay en su país que defendió su compatriota Isinbayeba. ¿O acaso es simplemente la tradición rusa de besarse en los labios?

Isinbayeva ahora dice que la "malinterpretaron" y se opone a cualquier discriminación contra homosexuales

La rusa Yelena Isinbayeva, que el jueves se manifestó a favor de la ley que prohíbe en su país la “propaganda” homosexual, afirmó un día después en un comunicado que se malinterpretaron sus palabras y que se opone a cualquier discriminación.

“Quiero dejar claro que respeto los puntos de vista de mis compañeros atletas y quiero expresar de manera firme que me opongo a cualquier discriminación contra la comunidad gay con respecto a su sexualidad (lo que iría contra la Carta Olímpica)”, señala la atleta en su comunicado.

La rusa de 31 años, que el miércoles logró su tercer título mundial de salto con garrocha en el Mundial que se celebra en Moscú, realizó el jueves unas declaraciones en las que pareció mostrarse favorable a la ley que prohíbe en su país la “propaganda” homosexual.

“El inglés no es mi lengua materna y creo que hubo un malentendido cuando hablé ayer. Lo que quería decir decir es que la gente debe respetar las leyes de otros países, particularmente cuando son invitados”, añadió la deportista este viernes en su comunicado.

El presidente ruso Vladimir Putin promulgó en junio dos controvertidas leyes que sancionan con fuertes multas todo acto de “propaganda” homosexual delante de menores de edad y que reprimen “las ofensas a los sentimientos religiosos”, muy criticadas por los defensores de los Derechos Humanos, por gobiernos extranjeros y hasta por el propio Comité Olímpico Internacional (COI).