El tiempo es ya. De ponerse a pensar de qué manera se mejora lo hecho en la presente temporada de la B Nacional, de analizar los errores cometidos, de ver cómo se actúa teniendo en cuenta el tropezón que acaba de plasmarse. Podría esperarse que el equipo cumpla con sus dos presentaciones que le restan (Aldosivi y Defensa y Justicia), pero cuando eso ocurra el foco de atención estará puesto no tanto en lo que pasó (igual debe recordarse), sino en lo que vendrá. No por nada Omar Palma ya anunció la entrega de una lista con los posibles refuerzos.
Y en esto de intentar plasmar un balance la idea debe apuntar a encontrar algunas de las principales causas del porqué de este presente, que a dos fechas del final encuentra al equipo sin la posibilidad de meterse entre los cuatro primeros.
Punto de partida: el equipo jamás logró hacer pie en una divisional que tiene la particularidad de ser irregular y de escaso (demasiado en algunos casos) vuelo futbolístico. A tal punto que con ninguno de los tres entrenadores que pasaron por Arroyito, el canalla pudo meter una racha de tres victorias consecutivas. Sólo tres veces logró hilvanar dos triunfos en cadena. Es imposible de esa forma. Basta con repasar el dato de que Unión, en el arranque de 2011, lo hizo con sólo dos puntos más que los auriazules. Hoy está a 13. A partir de allí, el resto.
¿Responsabilidad de los entrenadores? En buena parte sí. Porque fueron los encargados de comandar los destinos futbolísticos de un plantel del que la dirigencia también debe asumir su cuota de responsabilidad. El presente así lo marca. No por nada el presidente Norberto Speciale, en una entrevista con Ovación posterior al partido contra Unión, tiró: “Me tengo que disculpar con los hinchas, sobre todo por haber generado la expectativa de lograr un objetivo que no se cumplió”.
Ahora, ¿vale también la pena remontarse a lo que fue la travesía canalla después de la derrota frente a All Boys en el Gigante? Es un ejercicio que inexorablemente debe constar en actas. La disolución de la comisión directiva comandada por Horacio Usandizaga, la acefalía del club, el llamado a elecciones, la conformación de la junta consultiva, la pelea encarnizada por el poder (con 13 grupos de trabajo que querían tomar las riendas de la institución) y la falta de consenso para armar una lista de unidad fueron tan sólo algunos de los puntos de los cuales uno puede pararse para entender lo que hoy pasa.
Todo ello desembocó en un acto eleccionario histórico, con la participación más alta de los socios en las urnas que la historia de la institución recuerde, y el triunfo de Raza Canalla, hoy en el gobierno. Lo que vino después fue un intento de reordenamiento futbolístico (también institucional) que llevó a la contratación de una cantidad de refuerzos (12) que muy pocos dieron resultados. Algunos de ellos con un presente de primera división, otros tantos con conocimiento de la B Nacional y muchos otros que ni una cosa ni la otra.
Y en ese andar insulso de Reinaldo Merlo se sucedieron resultados más adversos que positivos, apareciendo en escena una escasa capacidad de resolución de los problemas futbolísticos. Después, con Mostaza formando ya parte de la historia y con Héctor Rivoira al mando se produjo la segunda tanda (cuatro) de nombres que llegaron para reforzar el plantel. Fueron todos apuntados por el Chulo y que la dirigencia cumplió en traer. Aquí bien vale recordar el entusiasmo que provocó en la mayoría de los hinchas (hoy seguramente muchos de ellos ni siquiera recuerden la ilusión en la que se montaron) las llegadas de Germán Rivarola, Jesús Méndez, Santiago Biglieri y Federico Vismara.
Lo que refiere estrictamente a los entrenadores merece un párrafo aparte. Ni Merlo, Rivoira y, en menor medida, Omar Palma supieron encarrilar la máquina. El Negro es sin dudas quien mejor entendió la cuestión, de hecho fue el que mejor porcentaje de efectividad lleva (56,66 por ciento, contra el 36 de Merlo y el 40 de Rivoira), pero los números siempre fueron tiranos con este Central y esta no es la excepción: cuando Palma asumió el reto, el equipo estaba a siete puntos del cuarto, que en ese momento era Atlético de Tucumán, y hoy, transcurridas 10 fechas, se encuentra a ocho de Belgrano.
Entrenadores, jugadores, dirigentes, oposición. Todos aportaron lo suyo para este flaco presente. Y lo que vendrá deberá sustentarse en el reconocimiento de esos yerros. No hay otra forma de progreso si no se toman como base los errores cometidos. Con esta misma dirigencia y el actual entrenador, las coordenadas de lo que vendrá ya están en un borrador. Apuntar bien de parte del lado del cuerpo técnico y mostrar capacidad a la hora de las negociaciones de parte de la dirigencia serán las bases del crecimiento. El resto, cada uno desde su lugar, también deberá aportar para torcer la historia y hacer que este fracaso no se repita.
Lejos
Central nunca logró estar entre los cuatro mejores. Es cierto que arrancó el torneo una semana más tarde, pero aun cuando se puso al día, siempre estuvo al margen de la pelea por los ascensos y las promociones.
El plantel retorna ya pensando en Aldosivi
Rosario Central volverá hoy a los entrenamientos (ayer trabajaron los futbolistas que no viajaron a Jujuy) ya de cara a lo que será el partido del próximo lunes (a las 21.05, con el arbitraje de Ariel Suárez) frente a Aldosivi, por la anteúltima fecha de la B Nacional. El plantel está citado por la mañana en la ciudad deportiva de Granadero Baigorria. Será una jornada de trabajos físicos y ya a partir de mañana el técnico Omar Palma comenzará a darle forma al equipo. En este sentido se sabe que el DT no podrá contar con la presencia de Javier Toledo, quien en el choque ante Gimnasia y Esgrima de Jujuy sufrió un edema en el platillo tibial externo de la rodilla derecha. El delantero se perderá no sólo este encuentro, sino también el de la última fecha, contra Defensa y Justicia.
Así, Palma tendrá varios días para armar el equipo, que en principio no sufriría grandes variantes. El técnico podrá optar entre la misma zaga central que actuó en Jujuy (Godoy-Valentini) o bien apostar por el retorno de Sergio Rodríguez. El uruguayo ya podrá ser tenido en cuenta después de recuperarse de un desgarro en la fascia plantar del pie derecho.
De esta forma, posiblemente se de alguna modificación en la defensa y algo de eso puede haber en el mediocampo, más teniendo en cuenta que Palma reordenó las piezas en esa zona a los 20' del partido en Jujuy, con el ingreso de Germán Rivarola por Martín Rivero.
En ofensiva habrá una variante obligada. La ausencia de Toledo obligará al entrenador a elegir entre Fernando Coniglio (fue quien ingresó por el ex Chacarita) o Luciano Figueroa.
Ya hay charlas
La dirigencia de Rosario Central comenzó a dialogar con los futbolistas que el técnico Omar Palma pretende que se queden en el club. De la misma forma también está prevista la extensión de contratos de algunos juveniles.