Si algo tiene Eduardo Schwank para hablar de la Copa Davis es espalda. Durante su época de jugador (no tan lejana por cierto, ya que se retiró el año pasado de la actividad profesional) se convirtió en un copero de ley. Siempre la priorizó. Lo dijo y cumplió, quedándose con puntos importantísimos, especialmente en dobles, su especialidad. Justamente el Gordo ganó en la última final que disputó Argentina, en 2011 en Sevilla ante España, el único punto que consiguió el conjunto albiceleste. Al lado de David Nalbandian, con quien se entendió bárbaro dentro y fuera de la cancha, Schwank también se mostró como esos jugadores que viven y sienten la Davis de manera especial. Por eso Ovación lo buscó en la antesala de una nueva final, la que tendrá lugar en Zagreb, del 25 al 27, frente a Croacia. Y en este sentido Schwank aseguró que, para él, para que Argentina gane la serie (y la Davis), "Juan Martín (Del Potro) tendría que jugar los tres días" y "en los papeles el punto bisagra sería el dobles". Por buen conocedor del tenis en pareja, se le ofreció el juego de "armar" la dupla, en la cual pondría a "Juan Martín con Guido Pella". Pero por sobre todas las cosas, Schwank resaltó que si el conjunto nacional obtiene la tan ansiada Ensaladera de Plata no será sólo el anhelo cumplido de un equipo, sino "el sueño de Argentina, la frutilla del postre para que el tenis siga creciendo".
—Seguí todas las series de este año, en su momento me tocó estar adentro y después de eso uno sigue a la Davis. Creo que Argentina tiene muchas chances de ganar, los chicos (Del Potro, Delbonis, Pella y Mayer) están jugando muy bien, rinden en la Copa Davis y hasta ahora demostraron que pueden llevar la camiseta argentina bien alto. Lo que estuvo bueno este año fue que en cada serie cada uno ganó el punto que tenía que ganar: en una se destacó Mayer, en otra Delbonis, en otra Pella, en otra Del Potro. Todos se sienten importantes, todos tiran para adelante, eso es fundamental para que puedan ganar la Davis y hacer el sacrificio. Si la ganan va a ser un hecho histórico para Argentina, está la puertita ahí nomás y tienen grandes chances.
—¿Te gusta el equipo que armó el capitán Daniel Orsanic? ¿Estás de acuerdo con que haya repetido el mismo que le ganó a Gran Bretaña en semifinales?
—Me parece bien, los hace sentir importantes, responsables, que todos suman. No había muchas chances para otro equipo, para otro integrante. Estos son los que vienen haciendo bien las cosas, el capitán es el que está más cerca de ellos y sabe por qué los elige.
—Justamente a vos te tocó estar en equipos en los que en las previas se habló más de cosas extras que de tenis. ¿Qué observación hacés de la cuestión grupal? ¿Ves real esta cuestión del grupo "sano"?
—Creo que sí, que el grupo está bien, que están llevando muy bien a todos los jugadores. Hay otra cuestión, la realidad de los equipos a los que se enfrenta o enfrentó Argentina. Creo que muchas veces se terminó hablando de que se perdió por cuestiones extras dentro de un equipo y realmente se perdía porque el otro equipo también jugaba bien o tenía grandes jugadores. Siempre se perdieron series muy difíciles. En la serie de 2008 en Mar del Plata ahí se generó algo más de mal ambiente, pero el resto de las series que se perdieron fue con equipos más fuertes y que se tenían que perder. Pero el equipo en este caso, más allá de que tiren todos para el mismo lado, contribuyó mucho a eso. También hay otra cosa: nunca hubo en este equipo una superfigura hasta que entró Del Potro. Antes eran todos jugadores muy humildes, parecidos en el ránking, ninguno pedía de más y eso ayudó mucho. Nunca hubo uno que se despegara del resto, entonces así es más fácil que el equipo vaya todo para adelante.
—En el fútbol se habla de rodear bien a los mejores. Se cita claramente que si tenés a Leo Messi el equipo se arma en torno a él. ¿Acá fue clave rodear bien a Del Potro o ver qué quería para llegar a la armonía?
—Hay que escuchar al jugador que más peso tiene pero el equipo no debe dejar influenciarse por otro en otros aspectos, tiene que tener un reglamento interno de equipo, saber hasta dónde se dejan pasar o no y hasta dónde se dejan usar o no. En este caso no sé cómo está consensuado eso con Juan Martín, pero hasta ahora le viene saliendo bárbaro, Argentina está en una final de Copa Davis y con grandes chances de ganarla.
—Pero no hay dudas de que es el as de Espadas, el que hace a Argentina un equipo diferente...
—Está claro que sin Juan Martín, la serie anterior, por ejemplo, era muy difícil y complicada de ganar (ante la Gran Bretaña de Andy Murray, a quien Delpo le ganó el single). Los otros chicos también podrían haber ganado ese punto, pero tenían muchas menos chances. Juan Martín está teniendo un año increíble desde su regreso, ha demostrado que está muy bien psicológicamente, de físico, de tenis y eso lo hace un jugador muy competitivo. Creo que hoy por hoy, en un top 4 está Juan Martín Del Potro.
—Vos que fuiste tenista, sabés de lesiones y vueltas. ¿Cómo entender o explicar este retorno de Del Potro tras tantas operaciones y tanto alejamiento?
—Son las ganas que acumuló todo el tiempo que estuvo afuera de las canchas, las ganas fueron mucho más y eso lo potenció sacando lo mejor de él. Seguramente se rodeó de buena gente, que lo hizo sentir importante, acompañado y sintió confianza para seguir en el tenis. Después de tanto tiempo afuera, con tantas lesiones, con tantas cosas que se hablaron, era difícil la situación y él lo supo superar. Está más que claro que es distinto a todos los jugadores. Lo comparo con (Novak) Djokovic, (Andy) Murray, (Rafael) Nadal y (Roger) Federer, es de ese tipo de jugadores que son cracks y que están tocados por la varita mágica.
—¿Por dónde pensás que se puede quebrar la serie, dónde está la grieta para encontrar la victoria ante Croacia?
—El punto de dobles es el punto bisagra, aunque obvio que en los papeles. Después pueden pasar un montón de situaciones. En los papeles lo que veo es que el punto de dobles va a ser fundamental, el que gane ese punto tiene grandes chances de llevarse la serie.
—Argentina fue variando el dobles en varias series, ¿vos que te especializaste en eso, cómo lo analizás? Además, te propongo un juego. Elegir la pareja que pondrías si te tocase armarla.
—Para ganar la serie, Juan Martín tendría que jugar los tres días, tendrían que obligarlo a que esté en singles y dobles. Y en el dobles lo pondría con Pella, porque Guido devuelve muy bien, pone muchas pelotas en juego. Con Leo Mayer me gustaría por el tema del saque pero darían menos devoluciones y Leo está en un momento en el que no tiene tan alta la confianza, hoy por hoy lo veo un poquitito mejor a Pella, pero por el momento de Mayer. Igual no me sorprende Leo, jugó el último punto con Daniel Evans en Gran Bretaña y podría haber pasado cualquier cosa en ese partido, venía sin confianza, jugando poco y terminó dándolo vuelta, fue un partido difícil. A Mayer la Davis lo potencia. Pero creo que Del Potro es fija con Pella.
—Estuviste con David Nalbandian en el único punto que ganó Argentina ante España en 2011 en Sevilla (caída 4 a 1). ¿Cómo abstraerse en ese contexto tan adverso de una final? ¿Hasta dónde condicionan las emociones sabiendo que si ganás entrás en la historia?
—Cuando no estás en la cancha en la semana se te pasan mil cosas por la cabeza, la gente que te pide ganarla y es una presión que es muy buena. Bah, para algunos es muy buena y para otros no tanto pero para mí es una presión linda, que te genera mucha adrenalina y ganas de jugar. Cuando entrás a la cancha, te concentrás en el punto por punto, ya es tu partido, no escuchás nada, estás concentrado en jugar cada pelota. Sólo escuchás a tu compañero, a tus rivales y al capitán, el resto pasa por afuera, aunque tratás de sentir el aliento. Al principio la atmósfera genera mucha presión, pero después en la cancha pasa a un segundo plano.
—¿Se potencia el sentimiento por la Davis estando afuera o no hay nada como haber estado adentro?
—Para mí, la Davis era lo más importante en el tenis, siempre soñé con jugarla, pude hacerlo varias veces y fue lo más lindo que me quedó de mi carrera. Haber representado a Argentina, sentir el apoyo del público, todo un país apoyándote en esos puntos... Seguramente a ese sentimiento no lo voy a sustituir fuera de la cancha y en ninguna otra cosa. La verdad es que deseo que todos los jugadores pasen por esa experiencia, que para mí fue muy única, maravillosa.
—¿Si este equipo logra la Davis estará cumpliendo el sueño de todos los que alguna vez la jugaron?
—Sí, obvio. Es el sueño de Argentina, todos la piden. Va a hacer crecer mucho al tenis, a los entrenadores, a los jugadores, a la Asociación Argentina, a todos los que tienen un club o una academia. Y en este caso ganar la Davis sería histórico, sería la frutilla del postre para que el tenis argentino siga creciendo. Hoy creo que está un poco en baja con respecto a otros años, una cosa lleva a la otra. Ganar esta copa sería un empujón muy grande para todos.
Una larga y esquiva relación con la Ensaladera de Plata
Eduardo Schwank se retiró del tenis profesional el año pasado, tras una vuelta al circuito después de una lesión prolongada. Finalmente, la máquina no dio más y el roldanense decidió colgar la raqueta. Fue olímpico en Londres 2012 y finalista en dos Grand Slam: en Roland Garros junto al colombiano Juan Sebastián Cabal y en el abierto de los Estados Unidos, en la modalidad mixta, con la tigrense Gisela Dulko. Sin embargo, las mejores actuaciones de Schwank están claramente vinculadas a la Copa Davis. O por la espectacularidad de alguna victoria o por la emotividad. Entre otras series, participó de la final del 2011 en Sevilla, frente a la España de Rafael Nadal y David Ferrer en la que el entonces equipo capitaneado por Modesto "Tito" Vázquez cayó por 4 a 1. En total, el roldanense disputó 14 puntos. En singles jugó cinco y ganó sólo uno. Pero en dobles, su modalidad favorita, ganó seis y perdió tres. Debutó en 2011 en pareja con David Nalbandian con una victoria ante los españoles Feliciano López y Fernando Verdasco por 3 a 0. Mientras que la última participación en el equipo argentino fue en 2014 en Mar Del Plata, junto a Horacio Zeballos, en la caída ante los italianos Simone Bolelli y Fabio Fognini en cuatro sets. Así se cerró la etapa más importante de Schwank en su carrera, la de la Davis, como él mismo lo dice.