Con asombrosa facilidad y evidenciando que la pista de arena es su lugar en el mundo, Doña Joya se consolidó en la cima del ranking generacional al adjudicarse de manera contundente el Gran Premio Selección, prueba que sirvió para consagrar a la mejor potranca de la temporada.
Tras sus primeras cuatro salidas en el césped de San Isidro, se trasladó unos metros a la auxiliar y allí brindó un monólogo, demostrando que allí obtendría los mejores réditos.
Con esa sola gema condicional y luego de dos meses de descanso inició su derrotero palermitano e ingresó al plano selectivo con el mejor de los auspicios demoliendo a sus rivales en el Clásico Francisco J. Beazley, accionando —como en la anterior— de menor a mayor.
Ayer, sabiendo que no había una puntera definida se desempeñó al son de la banda luchando por la vanguardia con Seattle Barbie -su escolta en el Beazley-, rival a la que despidió en los albores de la recta final, para luego encomendarse sin apremios y con firmes brazadas hacia el disco, cruzándolo con 8 largos de ventaja sobre Amy B Key, quien, por ventaja mínima dejó tercera a Mantera Rye.