Desde su carácter y decisión, Didier Deschamps modeló este equipo francés que le permitió entrar en la hisoria grande del fútbol, ya que se convirtió en el tercero en ganar la Copa del Mundo como jugador y también como DT, junto con el brasileño Mario Zagallo y el alemán Franz Beckenbauer.
Tras levantar la copa como capitán de les bleus en 1998, Deschamps se dio el gusto ayer en Moscú de otorgarle la segunda estrella a Francia, esta vez como entrenador de un conjunto plagado de figuras, que superó sin problemas por 4 a 2 a Croacia en la final del Mundial de Rusia.
Es indudable que este campeón mundial lleva impregnado el sello de DD, como lo conocen en su país.
Ideó un equipo que se asemeja al jugador que ganó la Copa del Mundo con Francia, la Copa de Europa con el Marsella y que defendió también los colores de Juventus, Chelsea y Valencia, entre otros, utilizando conceptos básicos pero determinantes. Orden, temple, entrega, lucha y mucha ambición.
Muchas capacidades
Esta Francia se destaca sobre todo por su capacidad para defender, incluso los delanteros, que no tienen problemas en retrasarse para participar en la destrucción, como se demostró en los últimos minutos frente a los diablos rojos belgas.
Más allá de los conocimientos futbolísticos, los jugadores de Francia destacan también la capacidad de liderazgo y la manera de tratarlos, al conocer perfectamente qué siente un futbolista cuando afronta este tipo de competencias.
A pesar de algunos inconvenientes (tuvo el peor comienzo de cualquier seleccionador galo en los últimos 50 años, con 5 derrotas y 4 empates en los primeros 13 partidos), Deschamps pudo retomar el rumbo y se animó a decisiones fuertes. Por ejemplo, dejó a Benzema fuera del equipo para la Eurocopa en Francia 2016, ya que el delantero lo acusó de "ceder a la presión de la Francia racista". Pero Deschamps siguió con sus convicciones formando un equipo a su imagen y todo indica que Benzema no volverá.
En esa Eurocopa, les bleus hicieron soñar a todo el país con el título, aunque perdieron en la final ante Portugal. Pero los Griezmann, Lloris, Pogba, Mbappé y compañía se ganaron el corazón de los franceses y fortalecieron las certezas futbolísticas de un equipo que se coronó campeón del mundo.