De Felippe manifestó que prefirió mantener el control del mediocampo antes de empezar a realizar modificaciones que llevaran a un cambio del esquema táctico. Optó por lo seguro en vez de revitalizar la falta de peso ofensivo que mostró Newell's desde el comienzo. Hasta que empezó a mover el banco y el equipo adoptó otra postura, a tal punto que Amoroso terminó jugando de lateral derecho, pero ni así la lepra consiguió un gol.
La anemia ofensiva es uno de los inconvenientes de este Newell's. Para colmo, Formica ayer sintió el esfuerzo de jugar completo el partido pasado y Leal sigue lejos del que supo ser.
La expulsión de Abero no facilitó nada y De Felippe aguantó hasta los 12' del segundo tiempo para romper el doble cinco, con la salida de Sills y el ingreso de Fértoli. Un rato después se retiró lesionado Bíttolo para que entre Cabrera y Torres lo hizo por un cansado Formica.
A partir de estas variantes, Amoroso bajó a marcar el lateral derecho y Piris se fue al opuesto. Bernardello quedó de único volante central. Torres y Fértoli fueron a la derecha e izquierda, respectivamente, y Figueroa "flotando" en el medio. Adelante quedaron Leal y Cabrera.
Esta fue la manera en que se ubicó el equipo en los últimos 20', con Atlético Tucumán casi resignado a no sacar réplicas.
Torres fue el que mejor entró, amagando irse por la punta y escapando hacia el medio, aunque no siempre el final fue efectivo. Tampoco lo fue Newell's en las que dispuso con Leal y Cabrera, este último en un mano a mano con Lucchetti.
Ineficacia en la definición y en la elaboración son factores que explican por qué la disposición táctica, que también se pudo plantear antes, no dio el resultado esperado para superar a Atlético Tucumán y hubo que ir a los penales.
La impotencia se resolvió en los penales
Newell's se reencontró con la victoria. Fue justamente en la Copa Argentina, en la que había obtenido la última, ante Defensores Unidos de Zárate, en la fase anterior. El triunfo de ayer fue por demás de sufrido. Recién lo concretó en la definición por penales, incapaz de imponerse en los 90' ante un Atlético Tucumán que a la media hora se quedó con uno menos.
Desde los primeros instantes, los lanzamientos frontales fueron un enorme problema para los zagueros rojinegros. Matos y Díaz se impusieron siempre de arriba y en cada peinada hicieron tambalear a la última línea rojinegra. En el juego aéreo, Newell's volvió a defeccionar. En alguna que otra pelota detenida, también. La defensa se descuidó en un tiro libre, Abero conectó solo el balón y fue adonde se encontraba Aguerre.
Las acciones de Newell's se diluían a medida que avanzaba en terreno adversario. No hacía más de dos o tres toques seguidos y la perdía. Formica no respondió físicamente, Amoroso desbordó al principio y luego se apagó, Figueroa fue intermitente y Leal anduvo otra vez sin velocidad, desperdiciando un par de acciones claras frente a Lucchetti por falta de reacción.
El juego fue deslucido e interrumpido por infracciones. Apenas pasada la media hora, Abero frenó a Amoroso con falta, recibió la segunda tarjeta amarilla y se fue expulsado. Atlético Tucumán se reacomodó con uno menos y Newell's no supo de qué manera entrarle. No sólo eso. Aguerre evitó la caída de su arco al achicarle a Noir sobre el cierre de la primera etapa.
De Felippe prefirió ser precavido y esperó hasta los 200 del complemento para modificar el dibujo táctico y desplegar un plan más ambicioso (ver aparte). Con los ingresos de Fértoli por Sills, Lisandro Cabrera por Bíttolo y, en especial, de Torres por Formica, la lepra jugó más en campo rival que en el propio y se aproximó. Sin avasallar al Decano, merodeó el arco de Lucchetti. Y si no convirtió fue por fallas en la puntada final.
Entre la impotencia de Newell's y el conformismo tucumano por mantener el cero se llegó a la definición desde el punto del penal. La virtud de la lepra fue la justeza para convertir los cinco, entre ellos el disparo decisivo de Callegari, que enmendó una tarde discreta. Aguerre ya había hecho su parte deteniendo el remate de Noir.
Los futbolistas rojinegros saltaron y festejaron de cara a la tribuna ocupada por sus hinchas. La alegría es saludable en tiempos en los que no reinan las sonrisas.