Es de Rosario”. Esta frase era toda una definición para calificar la calidad del futbolista en el mundo, como una garantía irrefutable de las cualidades del jugador. El orgullo de pertenecer a una cantera que parecía inagotable y la satisfacción de habitar una ciudad en la que el fútbol anida desde siempre comenzaron a devaluarse más allá de lo que indique el Indec del corazón, porque en los últimos 414 días cuatro equipos rosarinos se fueron al descenso.
Pero el problema no será resuelto hasta tanto no se tome debida nota de la magnitud del presente, porque si bien los sentimientos futbolísticos no descienden ni se diluyen, sabido es que la grandeza no sólo está dada por la intensidad y la cantidad de los hinchas, también es fundamental que se obtengan logros deportivos y en este rubro ninguno de los clubes está exento de la crisis.
Cuando una ciudad tiene como ícono distintivo al fútbol, es obvio que los fracasos deportivos también tienen un anclaje en la sociedad en su conjunto, porque es de ella de donde surgen no sólo los futbolistas, también los dirigentes y representantes sociales y políticos que deben bregar y controlar la calidad de sus instituciones. Rosario en menos de 14 meses padeció el descenso del 80 por ciento de los equipos que participan de los torneos organizados por la AFA, la peor de las consecuencias en el marco de la competencia deportiva, pero esto no sólo se produjo por lo que ocurrió dentro del campo de juego, también por lo mal que procedieron sus administraciones.
Es que esta debacle que vive el fútbol de la ciudad tiene un fiel reflejo en lo que ocurrió en Córdoba, donde ninguno de los equipos está en primera división, más allá de que Rosario tiene una mayor tradición en esta divisional por ser una de las pioneras en el desarrollo federal del fútbol argentino.
La historia del fútbol rosarino transita por su etapa más triste, cuatro equipos rosarinos se fueron al descenso en 414 días, y a diferencia de otras épocas en las que la ciudad contaba con tres representantes en primera división, hoy sólo tiene a Newell’s, que más allá de estar afuera de esta traumática situación, transita un tiempo de crisis deportiva porque se encuentra en la última posición de la tabla.
Primero Central Córdoba se fue de la B Metropolitana a la C, luego Argentino de la C a la D, un día más tarde Rosario Central perdió la promoción ante All Boys y bajó a la B Nacional, y el domingo se confirmó el descenso de Tiro Federal al Argentino A.
Está claro que el fútbol de Rosario se degradó, y con él uno de los sellos distintivos de la ciudad, la que deberá comenzar a trabajar en su conjunto para reparar este daño histórico, donde los diferentes sectores sociales tienen su nivel de responsabilidad, del que el hincha no está exento, porque deberá comprender que el mejor folclore es el que se alimenta de los éxitos propios y no de los fracasos ajenos, porque la pobreza del vecino no termina su propia pobreza.
Sin grandes cambios
El presente de los tres equipos rosarinos que perdieron la categoría la temporada pasada no mostró grandes cambios. Rosario Central por primera vez en más de 70 años en los torneos de la Asociación del Fútbol Argentino va a jugar por segundo año consecutivo en la segunda división. En tanto, Argentino no pudo clasificar al reducido de la Primera D, razón por la cual se frustró su ilusión de retornar rápidamente a la categoría superior. Por esto es que Central Córdoba llega al final de la temporada jugando por algo, ya que se clasificó para jugar la final del Reducido ante Argentino de Merlo, la que le daría una chance para disputar la promoción con Los Andes para regresar a la B Metropolitana.