El sueño se esfumó. No pudo ser. Central Córdoba quedó en las puertas de la gloria. Si bien ayer empató en la estancia de Talleres sin goles en una final del Reducido apretadísima, lo cierto es que el porrazo que se pegó en el Gabino Sosa el viernes pasado terminó siendo prácticamente determinante en esta serie a dos desafíos. Sin sobrarle nada, los de Remedios de Escalada, que al cabo habían sido los subcampeones, terminaron abrochando el ascenso a la Primera B. El Matador de Tablada cerró igualmente una gran temporada. De hecho, arrancó la campaña para no descender, con el agua al cuello por un promedio malísimo, y la terminó a punto de subir de categoría. Y eso es sin dudas para resaltar. Ahora irá por la revancha en el nuevo torneo que se avecina, que será corto.
Por momentos parecía no tratarse de una final. Menos de una partida por el ascenso. El Charrúa tenía más obligación que el dueño de casa como consecuencia de que había patinado en el Gabino Sosa el viernes pasado (0-1 y un penal a favor marrado). Sin embargo, hizo muy poco en la primera parte. Casi nada.
Recién pudo inquietar al arquero del otro lado a los 37 minutos, cuando Cristian Sánchez terminó dilapidando una gran ocasión de ponerle silenciador al repleto estadio tallarín. El punta despilfarró en escasos segundos lo que tantos minutos le costó al equipo. Si bien luego Moya también probó con un remate de media distancia, lo cierto es que el destino del misil fue a la nada misma.
Por el lado del equipo anfitrión hay que resaltar que tampoco hizo mucho para justificar su despedida de la Primera C. Manejó el balón con un poco más de criterio pero no exigió al arquero charrúa Juan Cruz Leguizamón como se esperaba, pese a que a los 23’ generó la primera emoción de la tarde. Fue cuando Marcos Giménez lanzó y el uno atajó sin dificultades. Lo más saludable para los hinchas fue que el descanso llegó rápido.
En el amanecer del complemento casi llega la alegría para Talleres. Leguizamón desactivó un gol cantado. Era toda una señal para el Matador. Debía responder o podía morder el polvo nuevamente. Lo positivo es que al instante dio signos de vida con un bombazo del Enano Fernández, que exigió e hizo lucir a Granero antes de llegar al cuarto de hora.
No obstante, Córdoba no se apichonó. Tal es así que uno de los varios ex Central, Ricardo Moreira, se perdió el gol de su vida a los 27’. Córner desde la derecha, la pelota le quedó servida para su mediavuelta de derecha y la pelota se perdió por el lado opuesto. Si no entró esa...
Y así fue nomás. Hasta el final el charrúa fue de puro guapo a querer copar la parada. Pero sin muchas ideas claras. Iba a los ponchazos ante un rival que ya tenía la cabeza en el festejo. Pero al Matador no le alcanzó.
Era más que elocuente que no daba la talla para subir en esta final del Reducido, que perdió en gran parte por ese traspié en el Gabino Sosa en el primer chico de esta picante serie. Talleres logró lo que todo el pueblo de Tablada soñaba y anhelaba, el ascenso a la Primera B, una categoría más acorde a su historia.
Quizá sea en la próxima oportunidad. El fútbol da siempre revancha, claro que sí. Y este grupo, que eludió lo que parecía un descenso a la D más que probable al empezar la temporada, realmente se la merece.