No hay cabos sueltos para encontrarle la vuelta a Concepción en apenas un par de días de estadía. La ciudad surge impetuosa para quien la visita. Tampoco hace falta apoyarse en mapas, reseñas de ocasión o esos folletos que suelen dar en las oficinas de información turística para advertir el espíritu pujante. La propia charla intimista con el hombre de la calle es la que descubre los secretos de este lugar que combina la comodidad y la sofisticación de una urbe moderna con lo tradicional de su cultura, historia y la magnificencia de su naturaleza. Eso sí, siempre parece moverse al ritmo de la amabilidad de esa gente que realmente conoce de sufrimientos y tragedias.
Por si alguien no lo sabe, Concepción es una de las ciudades chilenas que más sufre cuando a la naturaleza madre se le ocurre andar moviendo la tierra. Obviamente aquí todos recuerdan el terremoto de febrero de 2010 que devastó a gran parte de la zona y por el que murieron centenares de personas. Estar de este lado de la cordillera es saber que sí o sí uno va a convivir con la posibilidad cierta de algún temblor. Por eso la gente siempre está preparada para lo peor. Ya sabe de memoria todas las precauciones que debe tomar. Incluso cuando se le pregunta a alguien por este tema explica con lujo de detalles que en una casa o un departamento tiene que haber a mano una linterna y una radio a batería para ir monitoreando la cosa, ya que ante cualquier bailoteo de una edificación enseguida cortan la luz y el teléfono.
Pero como estas recomendaciones ya forman parte de la rutina diaria, lo que menos respiran sus habitantes es una sensación de pánico. Al contrario. Sólo de ratos pisan el acelerador para alterar el pulso de sus vidas. De ahí que pocas veces las calles se alejan de la habitual serenidad. Justamente uno de esos momentos ocurrió ayer cuando los hinchas argentinos que viajaron para ver el partido de la selección argentina ante Paraguay tomaron por asalto a la plaza Independencia. A este lugar hay que imaginárselo como el típico punto neurálgico de encuentro de las principales ciudades del mundo. Desde donde se puede acceder a edificios emblemáticos como la catedral y el Teatro Universitario de Concepción, al que también puede verse a menudo convertido en un escenario de actos políticos o protestas sociales.
De hecho, desde el mediodía se transformó en el albergue que cobijó a simpatizantes con camisetas de la selección, de River, Boca, Newell’s, Central y también a un contingente de cincuentones hinchas de Gimnasia de La Plata que parecían estar reviviendo el viaje de egresados. La atmósfera recién empezó a tomar algo de temperatura cuando el incesante ir y venir de los chilenos, todos con la Roja pegada a la piel, empezaron a gozar con la clasificación de la selección dirigida por Sampaoli a la final de la Copa América.
Cualquier persona que se cruce con un penquista (así les dicen a los habitantes de Concepción porque la ciudad de origen es Penco) es motivo suficiente para hablar de la gran la tradición universitaria, la marca indeleble que despierta la sana envidia en el resto del país. En el barrio Universitario es donde se concentra toda la actividad académica y obviamente está la afamada Universidad de Concepción. Trazando un paralelo con Rosario es parecida a la zona de la Siberia pero cien veces más amplia. Recorrerla por la mañana, con la complicidad irreverente de los estudiantes, obliga a estar siempre con los ojos dispuestos para el asombro, más que nada por su dinamismo laboral y la incesante actividad comercial que tienen los bares y pubs. También porque uno se topa con joyas arquitectónicas que guardan reminiscencias con el patrimonio histórico de la ciudad, como la plaza Perú, pero sin dejar de apreciar su costado más moderno.
Otra sugerencia que brota al instante es hacerse de un huequito de tiempo para darle un vistazo al puerto Talcahuano, donde se desarrolla toda la actividad portuaria y además en la actualidad está explotado por el turismo cultural. Un sitio ideal para que el viajero incansable esté de vacaciones ya que es una escena clásica ver a alguien disfrutar de algún trago o plato típico. Nada de otro mundo dirían, pero no siempre se tiene la compañía de la saludable brisa del Pacífico.
Como se ve Concepción no sólo recibió con los brazos abiertos a la selección argentina. También le mostró a todos aquellos que estuvieron para visitarla que pueden venir y dormir sin frazadas por más que haga frío y también que se corre el serio riesgo de sufrir algún temblor.