El fútbol muchas veces no sabe de lógicas. Que lo diga Newell’s, que sacó un conejo de la
galera y festejó en su debut, en medio de varias ausencias notables y un dispositivo táctico armado
de último momento, prácticamente sin ensayo. Hasta poniendo en cancha un jugador traído de última
desde el ascenso, que terminó siendo el mejor de un equipo hecho a los apurones y que terminó
siendo más consistente que Independiente, que colaboró y mucho con este final feliz leproso en el
primer capítulo. Todo gracias al testazo de Insaurralde.
Había más contras que pros en un paneo previo de Newell’s antes de
salir a la cancha. Pero si tuvo un gran mérito la actuación de anoche fue que supo suplir bien las
ausencias de dos de sus pilares fundamentales: Peratta y Schiavi. Caffa terminó siendo muy
importante para mantener el cero con el partido aún empatado, y entre la prestancia de Machuca y su
complementación con Insaurralde, el fondo fue confiable para que no lo lastimara un tibio
Independiente, que parecía parado para matar, pero no pasó del intento, excepto por algunas
guapeadas de Gandín.
Evacuada esa duda fundamental, Newell’s sin embargo dejó otras que
no estaban previstas y no por la demora en las habilitaciones, que al final llegaron todas. Se
plantó al final con un doble 5 que por momentos no lo fue tanto, y sin que Achucarro, un hombre sin
dudas de punta, pudiera completar imaginariamente el sector derecho, que fue literalmente regalado
por Sensini. Tuvo la fortuna de que su colega Gallego no lo aprovechó, porque Mareque no trepó y
Patricio Rodríguez parece claro que no está para jugar atado a una banda.
Las falencias tácticas del Rojo compensaron las rojinegras y así
Newell’s pasó un tranquilo primer tiempo. Recién sufrió un poco en el primer cuarto de hora
del segundo, cuando Gandín se volcó a la izquierda y complicó desde ahí, sin una estructura
colectiva que lo acompañe. Ahí apareció Caffa, en su mejor partido desde que llegó al Parque.
Para equilibrar la intención local, Newell’s apenas le opuso la
osadía de Núñez, decidido a aprovechar esta chance a los 29 años. Casi no atacó por derecha, al
menos hasta que entró Sánchez Prette, y por la otra banda la descarga no encontró eco en Vangioni.
Para colmo, Formica entró en la confusión táctica que el esquema le proponía, no fue enganche ni
punta y pagó el costo de un esquema vacilante, al punto de que fue el primer relevado.
Newell’s se dio cuenta rápido que con el trajín de Mateo le alcanzaba para controlar a un
rival más disperso en la cancha, que pagó la inclusión de jugadores recién llegados y, otra vez de
la mano de Núñez al final, se animó y forzó dos córners e Insaurralde no desaprovechó en la
segunda, cabeceando esta vez al gol.
Nada pudo hacer Independiente. A Newell’s le fue suficiente. Poco,
pero que vale igual tres puntos como cuando brilló en La Boca en el torneo anterior, en la mejor
producción de ese ciclo. Precisamente, la enseñanza del Clausura pasado dice que no se debe dejar
lugar a engaños y que habrá que apuntalar mucho la estructura colectiva para que las sonrisas se
mantengan en su horizonte inmediato.