Newell's terminó haciendo fácil lo difícil. Es que ante un equipo sólido, experimentado y que venía en alza como Vélez, lo derrotó de manera contundente por un inapelable 4-1 que le permitió acercarse al lote de los de arriba y decretar la fiesta del pueblo leproso que por momentos acompañó al equipo con un "olé, olé..." que fue bajando desde las tribunas del estadio.
Esta victoria de Newell's cobra más significado porque además la logró ante un rival de jerarquía, que venía de ganarle a Boca, y que demostró ser uno de los mejores equipos, junto con la Lepra, de los últimos tiempos.
De todos modos, y más allá de la contundencia de los números, al rojinegro le costó mucho esta victoria, que terminó justificando largamente en el segundo tiempo, cuando tras los goles de Milton Casco, luego de una buena combinación con el chico Ponce, y de Kichu Díaz, la Lepra ganó en tranquilidad y en soltura y manejó el trámite en buenos pasajes de la etapa, independientemente del amor propio y del ímpetu que mostró Vélez.
Muy distinto a lo que resultó el primer tiempo, en que ambos se repartieron el dominio y armaron un trámite intenso, muy entretenido y por momentos de ida y vuelta. Una etapa en que el mediocampo fue sólo una zona de paso y los dos intentaron ser punzantes y profundos, al punto que ambos tuvieron varias chances. En el caso de la Lepra casi todas en los pies del chico Ponce, mientras que en el caso del Fortín a través de Mauro Zárate, uno de sus mejores jugadores.
El cabezazo goleador del Gringo Heinze, en el cierre de esa etapa, tras una tiro libre de Víctor Figueroa -una de las figuras de la noche-, le dio el margen y el impulso que la Lepra necesitaba para encarar el segundo tiempo con su mejor semblante y ratificar que volvió a ser un equipo muy competitivo. Con o sin alguno de sus titulares.
El "olé, olé..." que bajaba de las tribunas del Coloso en algunos de los pasajes del segundo tiempo no hicieron más que mostrar el sentimiento que invadía a los hinchas, quienes estaban exultantes no solo por la victoria si no también con la convincente actuación que mostró el equipo, pese a algunas ausencias notorias, ante un rival de jerarquía como Vélez, que llegó a Rosario pensando en ganar para subirse a la punta del torneo y se terminó llevando una derrota inapelable ante un Newell's que construyó con fútbol, jerarquía y contundencia una gran victoria para disfrute del pueblo leproso, que otra vez vio como los grandes rivales terminaron siendo chiquitos en el Coloso.