El primer paso argentino en la Copa América fue un válido gesto de confirmación de las ideas de Martino. El seleccionado nacional elaboró un triunfo 2 a 1 sobre Chile que permite comenzar a espiar las chances de futuro en el torneo con más certezas en el manual de dirección. Fue una presentación consistente en la que el equipo albiceleste aprovechó las fallas adversarias y golpeó en los momentos justos con sus hombres más desequilibrantes: Di María y Banega.
En el primer tiempo, sobre todo en los 20' de arranque, hubo sacrificio para presionar al rival y astucia para meterse rápido en terreno enemigo. Faltó final de jugada.
En el segundo, el elenco de Martino se mostró comprometido, con determinación para sacarle rédito a cada ataque, a cada pelota recuperada. De esa manera, con rapidez para encarar con fiereza al área roja, Argentina fue construyendo una victoria con movimientos incisivos que generalmente fueron iniciados por Di María y Banega. Por eso no extrañó que fueran ellos los protagonistas de los goles que modelaron el resultado (50' y 58'). La actitud, la dinámica y la capacidad de resolución en los metros finales fueron determinantes.
La rebeldía chilena para vender cara la derrota y el cabezazo de descuento de Fuenzalida le otorgaron un marco de exigencia y justicia al triunfo argentino.
Pizzi y los errores propios
"Sabíamos que la parada era difícil, Argentina es un equipo sólido, fuerte. Por algo llegó a las finales de la Copa América 2015 y del Mundial 2014", dijo Juan Antonio Pizzi, el entrenador chileno. También admitió que "los dos goles de ellos vinieron por errores nuestros en la zona media".