Es "una final". Una más en una copa como la Argentina que no da segundas oportunidades. Pero que irremediablemente será un antes y un después. Hay un ciclo que está en juego. No es una especulación, lo dijo el mismo protagonista. Por eso esa carga extra que no sólo envuelve al técnico Paolo Montero, de él se trata, sino a un plantel que necesita como el agua seguir marchando hacia una nueva final. Abajo no está el colchón de una campaña acorde en la Superliga y por eso esa presión que estará sobre los hombros canallas esta tarde en cancha de Instituto, ante Godoy Cruz, por los cuartos de final de un torneo donde sólo River aparece como el gran cuco. Central, como ante Boca, se mira al espejo de un partido bisagra en busca del mismo final que signifique un principio. Sí. Porque además de ir por este título, la obligación de mejorar en el campeonato es ahora y también hay que asumirla.