Racing Club festejó anoche la obtención del título de la Superliga con un empate 1-1 con el escolta Defensa y Justicia, en el partido que clausuró la Superliga de fútbol de Primera División.
En un estadio de Avellaneda, colmado y abarrotado por los hinchas de la Academia, el equipo dirigido por Eduardo "el Chacho" Coudet mantuvo su invicto como local local y coronó una campaña excepcional, con 57 sobre 75 puntos posibles (76 por ciento de eficacia).
Racing terminó con un saldo de 17 triunfos, 6 empates y 2 derrotas (1-2 con San Martín de Tucumán; 0-2 con River) y aventajó, precisamente, al "Halcón" de Florencio Varela, que culminó un buen campeonato con otro rendimiento aceptable.
El equipo local se puso en ventaja a los 8 minutos de la segunda parte, con una definición impecable de Jonatan Cristaldo, después de una atajada "premium" de Ezequiel Unsaín a Augusto Solari.
Y los conducidos por el DT Sebastián Beccacece lograron la igualdad, a los 24m del complemento, con un frentazo del paraguayo Matías Rojas, tras desborde de Ciro Rius.
El hecho de haber jugado sin presiones le permitió a Racing manejar los tiempos del partido. En el primer período, más allá de cierta paridad, la "Academia" se mostró bien parado, sin ser inquietado por un adversario que le dedicó el tradicional "pasillo" al campeón, antes del comienzo del partido.
La noche estuvo regada de momentos. El primero llegó a los 15 minutos del primer tiempo del, cuando el reloj marcaba el número que Lisandro López volvió emblemático: hubo ovación para el capitán y una bandera gigante en cada cabecera.
El que se llevó la segunda ovación más grande fue Eduardo Coudet , a quien se le vence el contrato en junio. "El Chacho no se va", fue el grito de guerra. El técnico, que llegó al final de la consagración con la camiseta puesta, sólo juntó las manos y agradeció.
Hasta Defensa y Justicia se sumó a la noche cargada de simbolismos. No sólo por el pasillo inicial, al estilo europeo. Cuando Sebastián Beccaccece gritó con su furia característica el empate visitante, los hinchas le cantaron: "Saludá al campeón". El entrenador no lo dudó: levantó sus brazos y felicitó a las tribunas.
Para la entrega de medallas, ya con las luces apagadas, ingresaron algunas glorias del club: Juan Carlos Rulli, Humberto Maschio, Juan Carlos Cárdenas, campeones del mundo en 1967; Rubén Paz y Gustavo Costas, campeones de la Supercopa 1988; y Claudio Úbeda, capitán del campeón 2001.
Diego Milito , que había visto la primera parte de la coronación desde un costado junto a su hijo Lalo, apareció para entregarle al Chacho Coudet el saco del campeón, una nueva ceremonia que busca instalar el club.
El entrenador agarró el micrófono y se sumó al tono de la noche: "Les pedimos disculpas -dijo irónico- por no hacerlos sufrir en la última fecha. Hay que buscar sacarle dramatismo. Hay que ir por más", dijo y dejó abierta la puerta a la continuidad.