No se repitió y era previsible. El puntero jugó como tal y marcó la diferencia que existe entre su juego y el de un Central Córdoba que quiere demostrar que puede, aunque aún le falta. All Boys le ganó bien, pese a que el charrúa hizo el gasto.
No se repitió y era previsible. El puntero jugó como tal y marcó la diferencia que existe entre su juego y el de un Central Córdoba que quiere demostrar que puede, aunque aún le falta. All Boys le ganó bien, pese a que el charrúa hizo el gasto.
Es que se vio obligado para recuperarse del golpe del minuto 18’, cuando los albos gritaron gol en su primer intento serio. Esa conquista de la que se aferraron para hacer su negocio dejando venir a los dueños de casa para preocuparlos de contra.
Y precisamente el gol de All Boys marcó el porqué de la diferencia. Un desborde con centro atrás (de Sánchez), un remate con buen destino (Scamporrino en el travesaño) y un cabezazo goleador (de Martínez) que mostró atención ante el rebote. En cambio, Córdoba no unió estas tres acciones en una sola jugada.
Encima, remar de atrás ante un equipo con pasta de campeón no es tarea simple. Sí que lo intentó el charrúa. Pero no pudo desequilibrar en zona de riesgo con la claridad necesaria. Es que no pudieron asociarse en ataque, lo intentaron Calabrese y Pierani un par de veces pero quedaron en offside. En otras eligieron mal la puntada final. Y en los remates al arco encontraron las manos del arquero Cambiasso, como pasó en las dos seguidas del primer tiempo, en un tiro libre de Calabrese y un buen remate de Miño.
La etapa final largó con un cabezazo de Pierani que se fue apenas arriba y entusiasmó. Sin embargo, siempre se lo vio mejor parado al líder. Entendiendo que el negocio era cuidar aquel gol y demostrándole al charrúa que no debía desatenderse atrás.
Córdoba era ganas, compromiso y búsqueda. Desde el banco también se apostó a más con las variantes, pero no llegaron respuestas. Iba adelante sin achicarse. Arriesgando. Por eso no hubo reclamos. El equipo quiso empatar pero no pudo. Cómo será que hasta Acosta dejó el lateral y probó a los 67’, y a los 90’ no conectó bien un cabezazo por milímetros.
Igual, All Boys contraatacó y estuvo cerca del segundo. El que evitó Santilli al ganarle dos veces a Bargas (83’ y 91’), el que no se animó a hacer Zárate tras dudar dos veces y pegarle al arco desde el mediocampo cuando el arquero charrúa fue a buscar un córner en la última pelota.
El final no trajo reclamos del hincha charrúa como sí había sucedido en la última cita en el Gabino, lo que dejó en claro que valoraron el esfuerzo. La celebración del plantel de All Boys también mostró la importancia que le dieron a la victoria, con la que se arrimó a la consagración rumbo al ascenso. ¿Córdoba? Aún sigue con chances de entrar al grupo de los ocho y debe seguir peleándola.