Cuando el árbitro Diego Abal pitó el final, el Gigante de Arroyito explotó. Es que todo Central pegó un grito de desahogo, tras ganarle merecidamente a All Boys por 2-0 ante su gente. esa misma gente que largó un grito contenido que hacía cinco fechas no podía lanzar. Fue un triunfo merecido, que lo terminó ganando con cierta comodidad, mucho más de lo que se suponía en la previa, pero que lo terminó resolviendo con autoridad, temple y también fútbol ante un equipo albo desconocido, que mostró una muy opaca imagen.
Volumen de juego, llegada por los costados, tranquilidad, paciencia, circulación y contundencia -ago que le vanía faltando en los últimos partidos al canalla-, fueron los argumentos que mostró esta noche el canalla en el Gigante, en el que lució una imagen no sólo muy mejorada respecto a los múltimos partidos sino también muy superadora.
Es cierto que en esto tuvo influencia la expulsión del arquero Cambiasso, de All Boys, que vio la roja por último recurso, tras cometerle penal al chico Acuña -una de las figuras-, en el primer tiempo, pero ya antes de eso el canalla había sido muy superior aunque no había acertado en la etapa final. Pero, sin la contundencia del segundo tiempo, también había sido el único equipo que había querido ganar el partido y el único que había contado con chances para conseguirlo.
Con las trepadas por los costados, especialmente de Ferrari por derecha, haciendo tándem con el Sapito Encina, la movilidad de Carrizo y la ubicuidad de Méndez, más la siempre inquietante presencia del Loco Abreu, que pivoteando y ganándole durante toda la noche a los centrales, permitía bajarle pelotas a los volantes y a Cachete Acuña para generar peligro y zozobra en el área rival.
Por esa vía precisamente llegó la apertura del canalla, cuando el Loco le bajó el balón a Acuña, que se filtró dentro del área y encaró a Cambiasso qe le cometió penal, que Abreu cambió por gol y generó la explosión y el deshogo de la gente en el Gigante.
Lejos de levantar el pie del acelerador, Central siguió buscando y estuvo siempre más cerca del tercero que el albo del empate parcial o del descuento.
Esa superioridad se vio reflejada en varias situaciones que Central no pudo aprovechar como un cabezazo de Abreu, tras un tiro libre de Méndez; un cabezazo de Berra, que se fue cerca y un pase de Encina para que Abreu la empujara, pero una pierna salvadora se interpuso.
Todo era de Central. De principio a fin, pero le faltaba cerrar el partido. Y ahí fue cuando el chico Acuña se puso el traje de goleador, y tras aprovechar un sútil toque del Loco, la pisó por arriba del travesaño para dejar muy lejos a All Boys en el marcador, pero mucho más en el juego.
Central volvió al triunfo después de cinco fechas y lo hizo a lo grande. Lo hizo jugando bien y ganando con autoridad, aunque su único pecado haya sido no ganarlo con mayor margen, tal como el trámite lo marcaba.