Central construyó una victoria sufrida aunque inobjetable. Fue ante Quilmes, en el inicio del torneo Final, y fue gracias a un gol de Encina en el primer tiempo. En el segundo su rendimiento se vio un poco deslucido porque el rival lo arrinconó contra su arco, pero igual los tres puntos se vienen para Arroyito y está bien que así sea.
Recién tras el gol del Sapito Encina, Central recordó su juego. Recuperó la memoria colectiva del traslado seguro y prolijo. Y entonces sí comenzó a construir un rendimiento que sustentara la ventaja conseguida.
Hasta los 34 minutos, el partido había sido más que chato, con una sola chance clara en el haber y encima propiciada por un horror defensivo de Abecasis, que tocó hacia atrás para su arquero y se la dio a Castillejos. El goleador canalla se abrió, Peratta lo atoró justo y el remate se fue apenas alto.
Después nada más. Por el lado del local, todo eran intentos de salida rápida, con pelotazos largos y frontales. Con Caneo tratando de ser manija pero con la vocación puesta en la garra en el medio, en la fricción.
Y Central entró en ese juego. Todo era choque, interrupción, piernas al filo. Carrizo demasiado estacionado por izquierda quedaba disociado y Encina deambulaba entre la derecha y el medio en tres cuartos de cancha sin gravitar.
Entonces los pelotazos largos estaban a la orden del día y tanto Luna como Castillejos debían ingeniárselas para bajar alguna ante los grandotes quilmeños.
Pero llegó la buena triangulación por izquierda entre Méndez y Delgado, el pase profundo para la llegada libre de Carrizo y el centro atrás para el cabezazo perfecto de Encina, que pegó en un palo y entró.
De allí hasta el final, Quilmes salió más decidido y allí se abrió el cerrojo. Entonces sí los volantes canallas tuvieron más espacio y comenzaron a gravitar.
En el complemento hubo un cambió, un golpe de timón, porque Quilmes rompió lanzas y se fue a buscar la igualdad. La postura cervecera pareció calzarle como anillo al dedo a las ganas canallas, que con espacios en ataque confió en sus rapiditos por las bandas para hacer estragos en el fondo quilmeño.
Y así fueron los primeros minutos de ese segundo tiempo: los de Giunta atacaban pero el fondo canalla y Caranta en última instancia resolvían bien, mientras que Carrizo, Luna y compañía se relamían arriba aunque siempre faltaba la puntada final.
De a poco, lo de Quilmes fue asedio y el fondo canalla la revoleaba fuerte y lejos. Boghossian fue un problema insoluble porque bajaba todos los pelotazos y la zozobra rondó el área de los de Russo. Así y todo, Abreu se lo perdió de manera increíble, aunque del otro lado la impericia de Quilmes vino en ayuda de los de Arroyito.
Terminó siendo sufrido el triunfo aunque Central lo justificó con un buen primer tiempo y un aguante a pura garra en el segundo.