Central se cayó en el final
La floja salida del Melli García, la clara infracción de Mármol al uno canalla y el penal errado de Ferrari transportaron el partido a otro terreno. Muy cercano al de la injusticia.
20 de noviembre 2011 · 01:00hs
La floja salida del Melli García, la clara infracción de Mármol al uno canalla y el penal errado de Ferrari transportaron el partido a otro terreno. Muy cercano al de la injusticia. Es que Central tenía todo acomodado para llevarse algo para Rosario pero por esas contingencias debió resignarse a emprender la vuelta con el ceño fruncido y las manos vacías. La derrota (1-2) fue un precio demasiado alto para la sana propuesta del equipo de Pizzi, que se vio obligado a dejar anoche en Tucumán su paso con halo positivo, la racha de tres victorias al hilo y la chance de no perderle pisada a Instituto y River.
Si bien las razones del encuentro se explican en el delirante tramo final, hubo un desarrollo previo en el que los auriazules fueron construyendo de a poco argumentos para que su visita al Jardín de la República le otorgue réditos mayores. Si bien el canalla estuvo lejos de lucir y el trámite ofreció un contexto repleto de roces, quejas e imprecisiones, se pudieron rescatar las intenciones de Central, que fue el que contó con una propuesta colectiva más sólida pero que no pudo encontrar claridad en los últimos metros de la cancha para lastimar al rival y empujar el cotejo a un sitial más conveniente.
En ese sentido, mucho tuvo que ver el poco vuelo que exhibió Rivero en su función de generador de juego. Por eso, el conjunto canalla debió apostar a un esfuerzo físico más importante y a recorrer las bandas para hallar variantes en ofensiva. Ahí fue donde mejor cumplió con su responsabilidad. Desde la vocación, Central siempre exhibió un incesante espíritu de búsqueda, aún a pesar de los goles tucumanos, que fueron auténticas cachetadas que recibió en el camino.
Cuando le agarró la mano a la cancha, el equipo de Pizzi fue haciendo pie con la determinación de Mozzo y la pimienta de Carrizo. Tras algunas dudas iniciales, Central fue inclinando el partido más cerca de sus pretensiones y la igualdad transitoria no era mal negocio teniendo en cuenta el rival y la condición de visitante.
En el arranque del complemento apareció Longo con llamativa comodidad en el área y decretó la apertura para el Decano. El Monumental era una hoguera, pero Central nunca bajó los brazos, respetó su hoja de ruta y fue con la decisión de los convencidos. Por eso no extrañó que Castillejos se vistiera de asistidor y le regalara el empate parcial a Medina. Todo volvía a ordenarse y había que barajar de nuevo.
Pero ninguno de los dos parecía conformarse y se forjó un duelo de ida y vuelta que benefició directamente al espectáculo, incluso más allá de los errores. En ese contexto, increíblemente Abal no vio la infracción a García y le facilitó un atajo a la victoria para el local.
Sobre el infartante cierre, Ferrari tiró por arriba un penal que pudo poner las cosas en un estante más equitativo. Así, Central no ligó nada en los minutos decisivos y ahora debe arremangarse de nuevo para seguir en su lucha.