¿Debía ganar? Sí ¿La desventaja deportiva continúa? Sí ¿Será más difícil aún en San Juan? Sí. Pero después de que Central trastabillara mal en el tramo final del campeonato, de que se derrumbara su cohesión futbolística y de que se dudara de la capacidad de absorción de la presión de este plantel, al menos anoche en el Gigante afloraron las cuestiones que dan razón a seguir con esperanza. Garra, amor propio, pero también parte del repertorio que lo llevó, al fin, a ser candidato al ascenso, aún por esta indeseable instancia. Por eso, porque recuperó signos vitales, porque sin dudas sus merecimientos deportivos debieron corresponderse con una victoria sobre San Martín, es que pese al 0-0 está vivo y deberá refrendarlo, con al menos un gol claro, en tres días en San Juan.
La mitad del vaso lleno. Una mediavuelta sin fuerza de Carrusca y un centro pasado del García sanjuanino que el García canalla sacó al córner, fueron las únicas aproximaciones visitantes. Hubo mérito auriazul en ello, como también en las varias situaciones claras de gol frente a un seguro Ardente (al menos hasta los últimos 5'), que debieron darle la victoria, aunque sea por la mínima. Central, claro, no fue un dechado de virtudes ni mucho menos, pero nunca las tuvo en demasía en todo el torneo y en cambio juntó cerca sus líneas, no dejó huecos y no se desperdigó ni desesperó en su intensidad. Su marca registrada de la valorable campaña de 69 puntos.
La mitad del vaso vacío. No ganó por 6ª vez seguida (contando la Copa Argentina), ahora sí o sí deberá hacerlo en casa ajena y nuevamente tuvo chances clarísimas que desperdició, en una instancia donde los goles valen oro.
Pero, en un momento donde también sí o sí debía aparecer la personalidad de un equipo, donde sería imperdonable que una nueva decepción fuera acompañada de desidia y miedo escénico, Central pudo al menos volver a recuperar protagonismo ante un rival que, pese a sus limitaciones y a que debió ser superado en el resultado, dejó ver que jugó toda una temporada en primera división en el aplomo y la resolución que le puso para hacer su negocio. Por eso, este 0-0 que no dejó conforme a nadie, dejó un lado positivo, un palenque donde rascar la ilusión aún posible.
Se dice que cuando el hincha se expresa en masa, no se equivoca. Pese a la angustia que acumula, a que viene de recibir golpe tras golpe, hubo grito de esperanza en la despedida para Central. Ellos interpretaron, al fin, que dieron batalla. Y que está vivo quien pelea.