Sin brillo, con mucho nerviosismo y por momentos confundiendo ganas con apresuramiento, Central
igual construyó una victoria absolutamente justa y trabajada ante Tiro Federal. Hacía un buen rato
que el canalla no se retiraba triunfante de la cancha luego de superar en todos los aspectos al
rival y ayer lo logró. Claro que siempre dentro del terreno del juego friccionado y sin una
tenencia limpia y prolija de la pelota. Pero a pesar de todas las urgencias y la presión que bajaba
de los cuatro costados, el equipo del Chulo buscó por cielo y tierra la manera de quebrarle la
muñeca al tirolense, convirtió al arquero Vega en gran figura y se quedó con los tres puntos
mediante un Lucho Figueroa que venía con el paso cambiado hasta que se sacó la mufa, ejecutando con
categoría el remate desde los doce pasos. Más allá del triunfo, lo saliente fue que Central lo
mereció con creces. Esa fue la noticia de la noche. La reconciliación auriazul en la misión de
poder dominar el trámite y desde allí abrochar el resultado positivo.
El premio para el equipo de Rivoira fue que siempre apostó a ganador,
aún cuando el notable Vega se encargaba de despejar a puro reflejo las chances clarísimas que
generaban los canallas debajo del arco tirolense. Y mucho tuvo que ver el DT de Arroyito para que
el resultado se tiña de auriazul. Porque de arranque armó un equipo osado y a medida que el tiempo
se consumía siguió poniendo más carne al asador hasta terminar con una formación ultraofensiva (ver
página 9), donde Gómez, Medina, Velázquez y Figueroa terminaron de arrinconar a los de Ludueña
contra su red.
En la etapa inicial Central dispuso de oportunidades clarísimas para
abrir el marcador. Porque a pesar de atacar a los ponchazos y casi siempre apurado, Rivero,
Chitzoff y Figueroa le quemaron las manos al inspirado Vega. Mientras que Tiro sólo arañó la
apertura con un tiro libre milimétrico de Saucedo que sacudió el techo del arco. Y en el
complemento sólo Croce puso en aprietos a Broun. Fue muy tibio lo del equipo de Ludueña en la etapa
final.
Un equipo sólido y confiable no se construye de un día para el otro.
Pero ayer Rivoira dejó en claro que su Central está en el camino de intentar un protagonismo como
hacía un buen tiempo no tenía. El equipo dejó la piel en todas las divididas e intentó ser corto en
el retroceso. Y de tres cuartos de cancha en adelante generó al menos media docena de chances netas
de gol que cuando no las desactivó el arquero tirolense lo hicieron sobre la línea sus compañeros,
como Cuesta o Leites ante la conquista inminente, en ambos casos en el complemento.
A diez minutos del final llegó el quiebre de cintura de Gomito y la
caída dentro del área del volante auriazul ante el forcejeo con Leites. Lucho engañó a Vega y el
Gigante liberó toda la tensión acumulada en un enorme grito de gol. Así lo ganó Central. Con
imprecisiones, pero sin claudicar jamás. Con nerviosismo, pero siempre yendo a buscar. Y con la
justicia de haber hecho el gasto del minuto uno al noventa. lBraghieri está