Central erró muchísimo y al final sólo empató 2 a 2 con los tucumanos

El partido casi no tuvo planteo inicial porque a los 2 nomás los locales se pusieron en ventaja merced a un quedo de la defensa auriazul. Montiglio llegó hasta el fondo y mandó el centro al corazón del área, Gigliotti no pudo conectar bien y la pelota le quedó a la Pulga Rodríguez, quien con un furibundo derechazo le quemó las manos a Galíndez.

En desventaja, y tras unos minutos más de desconcentración, Central puso el corazón y empezó a inclinar la cancha para el lado de Ischuk. No tuvo muchas claras pero se jugaba en tres cuartos de cancha rival y las subidas del Yacaré Núñez por izquierda complicaban al fondo tucumano.

A los 21, Núñez la peleó por su sector, cedió para Rivero, quien habilitó a Caraglio de primera. El delantero le pegó de zurda, fuerte, rasante y bien cruzado, Zelaya se arrojó con los pies hacia adelante y en las naricesw del arquero local la mandó a la red.

Y allí empezó otro partido: el equipo de Madelón siguió buscando el arco rival pero se le empezó a nublar la vista. Y a Tucumán las ideas no se le caían. Entonces se armó un trámite vibrante, jugado a mil pero con poco riesgo para los arcos.

En el segundo, Gómez movió el banco y mandó a Pereyra, un delantero más en cancha, pero fue Central el que siguió manejando los hilos del partido. Antes de los 2 Caraglio se lo perdió de manera increíble, eludió al arquero y le pegó de zurda fuerte, pero la pelota pegó en el cuerpo de Páez, que cerraba desesperado.

Y siguió yendo Central, pero también se desnudó en defensa, y lo pagó caro. A los 6 la Pulga Rodríguez, otra vez, apareció solo, la bajó, eliminó a Bogino y definió con un zurdazo al palo.

Vuelta a remar para el equipo de Madelón, que mandó a la cancha a Lucho Figueroa, y en la primera que tocó, con un taco dejo solo a Caraglio, quien fusiló a Ischuk con remate bajo.

En el medio Herrera había visto la roja tras pisar a García y así empezó el partido de los nervios y las imprecisiones. Los canallas la ponían contra el piso y eran más que superiores a ese puñado de voluntades en el que se transformó Atlético, que empujado por su público iba con todo y se desguarnecía atrás.

Central dilapidó una y otra vez ocasiones clarísimas para desnivelar. Fueron incontables los contragolpes en los que con superioridad numérica dentro del área rival un jugador de camiseta auriazul desperdiciaba una chance.

Hasta hubo una en la que eran cuatro canallas contra dos tucumanos, con Ischuk volviendo desde el área contraria, y el gol no llegó. Central generó desasosiego e impotencia, y quizá no tanto por este partido, sino de cara a lo que vendrá. Con el empate, Atlético se despidió de la A, y con el triunfo de Racing, los canallas están casi condenados a jugar la promoción.

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