Otra vez florecieron viejos errores. De nuevo se abrieron grietas que terminaron inundando de dudas a algunos protagonistas e hicieron naufragar oficialmente el barco de la ilusión canalla en un montañoso suelo jujeño. Central pecó de entrada. Logró recomponerse rápidamente ante la tormentosa adversidad y amagó con quedarse con la foto del final aferrado al acto heroico. Pero dejó Jujuy con mucha impotencia tras medirse ante un Gimnasia que más que Lobo, ayer fue un gatito. El resultado final, abultado empate de tres goles, sólo servirá para las estadísticas. Porque al canalla lo que le interesará de ahora en más será que este torneo pase a la historia cuanto antes y se pueda olvidar rápidamente, ya que quedó empantanado en la divisional al menos por una temporada más.
Central pareció apunarse de entrada pese a que el partido fue en San Salvador y no en la Quebrada de Humahuaca o en la Quiaca. El equipo de Palma le ofrendó a modo de cortesía los primeros 20 minutos al Lobo, que se lo estaba comiendo crudo. Porque mientras todos se estaban terminando de acomodar en la cancha llegó el pique punzante de Benedetto, la tardía reacción de Valentini y un claro penal de Broun al puntero, que Luna se encargó de capitalizarlo con un toque suave y a la izquierda de Fatu.
Si bien Valentini hizo temblar el palo izquierdo de un estático Bangardino a los siete minutos, y que Méndez hizo lucir al uno jujeño tras lanzar un picante tiro libre, también es cierto que antes del cuarto de hora el Lobo fue feroz y letal por segunda vez por intermedio de Zunino, quien dejó al desnudo las enormes debilidades que tenía la última línea cuando veía al rival pisar su endeble territorio.
Pintaba para papelón. Pero por suerte para el canalla, y desgracia para los anfitriones, se produjo un paréntesis en el partido por espacio de 12 minutos como consecuencia del enfrentamiento entre una facción de la barra local con la policía (ver aparte). Porque cuando la bocha volvió a moverse, los auriazules parecieron despertar del letargo.
El ingreso de Rivarola por Rivero fue determinante para torcer el rumbo de las acciones, ya que el canalla cobró vida propia y comenzó a arrinconar con buen juego al Lobo y a lastimarlo lentamente. Y así fue que descontó a través de una aparición de Carrizo (terminaría siendo el mejor protagonista que tuvo en escena el vibrante encuentro), quien le sacó jugo a una corajeada de Medina.
Y antes de ir al descanso llegó la paz. La misma que tuvo el plantel mientras estuvo concentrado en Perico. Delgado sacó un bombazo desde afuera del área para convertir un golazo, y activó así la esperanza, que minutos antes parecía estar casi perdida entre las montañas que rodean a esta ciudad.
Central estaba empardando pero la tendencia lo dejaba mejor posicionado ya que tenía control absoluto del juego. Aunque cuando el capítulo final arrancó, Milán le sacó pintura al palo derecho de Broun tras una nueva ofrenda de los defensores.
Toledo avisó que estaba en cancha cuando Yedro le ahogó su conquista. Pero nadie del Lobo pudo evitarle que se suspendiera en el aire y clavara un golazo luego de un centro furioso de Méndez. Todo era felicidad. El triunfo parcial tapaba las distracciones en el fondo y las chances que Central se encargó de despilfarrar hasta el cierre. Sobre todo las que generaron Coniglio y Carrizo.
Más allá de las intenciones desprolijas del local nada parecía que todo terminaría mano a mano. Pero Gimnasia no se durmió y buscó los que muchos imaginaban como una utopía. A los 44’ una aparición fulminante de Benedetto dejó el resultado nivelado y las carencias defensivas y ofensivas de Central, el que quedó condenado también matemáticamente a seguir en la B Nacional.