Central Córdoba fue el de siempre y Sarmiento no lo perdonó
Ni más ni menos que lo que se esperaba. Es duro afirmarlo, pero a esta altura es imposible separar
la paja del trigo. Alguien dijo alguna vez que "todo tiene que ver con todo". Y si este Central
Córdoba vive a los tumbos (en la semana los jugadores estuvieron de paro por falta de pago) y juega
como vive, ¿cómo es posible que pueda ponerse de pie desde lo futbolístico?
3 de diciembre 2008 · 01:00hs
Ni más ni menos que lo que se esperaba. Es duro afirmarlo, pero a esta altura es
imposible separar la paja del trigo. Alguien dijo alguna vez que "todo tiene que ver con todo". Y
si este Central Córdoba vive a los tumbos (en la semana los jugadores estuvieron de paro por falta
de pago) y juega como vive, ¿cómo es posible que pueda ponerse de pie desde lo futbolístico?
Prácticamente imposible. Ni hablar si en el intento de despabilarse se cruza un equipo que pretende
ser líder como Sarmiento. Sobran los elementos para explicar los por qué del triunfo del verde de
Junín. Tal vez el 2 a 0 haya sido un tanto abultado, pero qué ingenuidad sería, tal cual se
presenta la realidad, ponerse a discutir por un gol más o un gol menos.
Si es cierto que una imagen vale más que mil palabras, alcanza con traer a
cuento la discusión que Fabricio Lenci mantuvo con algunos hinchas que, pegados al tejido,
reclamaban un poco más de ganas. O con el fuerte cruce verbal que el propio Lenci y Cristian
Calabrese tuvieron con otro grupo de simpatizantes mientras marchaban rumbo al vestuario con el 0-2
sobre el lomo.
Todo producto de otro flojo rendimiento de un charrúa que demostró no temerle al
hoy líder del torneo, pero que careció del fútbol y la claridad necesarios como para despegarse
aunque sea por un instante de la crisis en la que está inmerso. Es que esa imagen de equipo creíble
se vio sólo en cuentagotas en el primer tiempo, cuando a Sarmiento le costaba encontrarle la vuelta
al partido.
Pero bastó que la visita se decidiera a empujar el puñal para que la historia
comenzara a tomar el cauce normal. Por eso, cuando Lo Bianco empujó la pelota al gol luego de que
Silva le ganara en el cabezazo a Basso, todo pareció terminarse.
Porque a la falta de fútbol Córdoba le sumó desesperación y de esa manera fue
realmente imposible. De los pies de Calabrese cada vez nacía menos fútbol, el talento de Marinozzi
no ayudaba, arriba Pierani y Lenci podían hacer poco y nada, y del otro lado de la cancha, la
defensa sufría con cada contra de Sarmiento.
Cuando a los 30' Lo Bianco inició una contra perfecta que terminó con la
asistencia de Ciavarelli y la definición de Fischer, los roles se terminaron de clarificar. Y no
sólo eso. Algunos hinchas arremetieron contra los jugadores y otros, los más, hicieron lo propio
contra la comisión directiva (especialmente contra el presidente Vita). Típico clima de un equipo
(y un club) en crisis que sumó una mancha más. Y van...