La victoria de Boca sobre River en el Monumental, luego de un intenso y atrapante superclásico que como tal no pudo estar exento de polémicas, ratificó algunas cosas que a esta altura de la pomposa Superliga empiezan a quedar claras. El poderío de los poderosos llegó para quedarse con una diferencia insultante sobre los perseguidores, en este caso de un xeneize que no tiene otros compromisos que el campeonato y lo hace valer. Y aunque la víctima haya sido un millonario que quedó muy lejos de todo, no hay que olvidar que hace unos días dejó pasar una chance increíble de ser finalista de la Copa Libertadores, para lo cual se preparó sumando los mejores refuerzos del mercado. Algo que nunca podría haber hecho Lanús, por ejemplo, la refrescante excepción a la regla. Fue 2-1 en el Monumental. Al ganador parece que hay que ir pintándole otra estrella. Al perdedor le queda un consuelo, el de la Copa Argentina, que también suma una. Por supuesto, Boca enterró más a River. Imposible soslayar esa impresión que hizo más dolorosa una semana terrible para Marcelo Gallardo y compañía.
El año de River pasó a ser el año de Boca. El equipo que jugaba la Libertadores y el equipo que no, fue trocado por una eliminación copera histórica, el golpe más duro que recibió el ciclo del Muñeco. Tanto, que hasta la ecuación se dio vuelta y el que celebra en el 2017 es sólo Boca, con el título local a mitad de año y esta tremenda victoria para estirar a una increíble racha de 8 victorias seguidas su arranque de campeonato, que abrió la brecha a 9 puntos sobre Talleres e Independiente.
Pronto ambos iniciarán el 2018 en las mismas condiciones, con la doble disputa de Superliga-Copa Libertadores, pero para hacerlo igual en logros, River ahora debe ir por la Copa Argentina, la que ganó el año pasado ante Central y la festejó en el vestuario con sus jugadores escribiendo whatsapp. Para ellos había sido el ingreso a la copa de la que acaban de despedirse con la cabeza gacha. Ahora deberá ir por ella para ganar algo en el 2017. Así de cruel.
¿Se podrá motivar lo suficiente River cuando lo esperaban Gremio y quizás Dubai para un Mundial que no será? Lo cierto es que sólo le queda el domingo ante Morón y, tal vez, de nuevo ante Central en una hipotética final en diciembre, para cicatrizar las heridas de hoy.
Boca, con su presidente Daniel Angelici en el centro del poder de la AFA, revierte un año que pintaba para gozo ajeno. Tras el título local que entonces aparecía como consuelo, invirtió para traer a Cardona, Nández, los goleadores de ayer, más Goltz y Espinoza, además de retener a Benedetto. A River se le fueron a mitad de año Alario y Driussi, le suspendieron a Martínez Quarta y Mayada, pero trajo a un gran goleador como Scocco, a uno de los mejores zagueros locales como Pinola, a un volante de nivel internacional como Enzo Pérez y hasta fortaleió su puesto débil con Lux.
Sea como sea, la satisfacción de ambos sólo está en el país. Boca la goza como nunca y terminó de enterrar a River. O casi, le queda una ficha, que era nada y ahora es todo.