Lejos de encontrar su identidad y los resultados que hasta aquí se le vienen negando, Boca se sumerge en su falta de juego. El resultado está a la vista. Ayer All Boys le propinó un golpe importante. Porque la victoria del albo por sólo dos goles de diferencia se debió a una soberbia actuación del arquero Oscar Ustari, quien salvó al xeneize en varias ocasiones. Se trató de la primera caída del equipo en lo que va del torneo Final, pero que se suma a su mal andar en el comienzo de la Copa Libertadores. Conclusión: Boca no encuentra el camino.
El equipo de José Romero fue claro dominador en la mayor parte del desarrollo, desnudó los errores defensivos del xeneize y su impotencia ofensiva, y convirtió en figura a Ustari. Mientras, el once de Bianchi produjo otra flojísima tarea y algunos de sus errores hasta parecieron incomprensibles. Por ejemplo, lo que sufrió en los pelotazos aéreos teniendo jugadores corpulentos como Claudio Pérez, Burdisso (cabecea en ataque pero no en defensa), Somoza, Ribair Rodríguez y Silva.
El motivo parece simple. Porque teniendo más cabeceadores que el rival se preocupan por agarrar en lugar de seguir atentamente la pelota.
Así le había pasado contra Tigre, así le pasó ayer en la apertura del marcador, con un pelotazo frontal que aprovechó Ahumada, y así pasó en la infracción que derivó en el penal para el segundo gol local.
Otro error significativo, adjudicable claramente a Bianchi, es la conformación del mediocampo, con Walter Erviti y Guillermo Fernández —los únicos que tienen manejo del balón—, muy abiertos y en ataque apenas se pueden mencionar los chispazos de Juan Manuel Martínez abusando de la individual.
Ayer Bianchi se equivocó con la salida de Fernández (antes debía salir Somoza, otra vez muy mal) ingresando Nicolás Blandi para cerrar más la cancha, y recién con el 0-2 y a los 25 minutos del segundo tiempo, intentó algo con la entrada de Nicolás Colazo.
All Boys fue la contracara. Con el plantel más discreto de los últimos tiempos (se fueron Mauro Matos, Juan Pablo Rodríguez y Patricio Toranzo, entre otros) jugó un muy buen partido, tuvo en el colombiano Santiago Montoya Muñoz a su gran figura y un baluarte en el medio como Ahumada, más la concentración y la prolijidad para jugar de todos.
Con esto le alcanzó para ser mucho más que Boca, merecer una diferencia mayor y poner blanco sobre negro acerca de que en el fútbol tener jugadores más cotizados no es sinónimo de tener un buen equipo.
Un técnico preocupado, el otro con mucha felicidad
Discursos contrapuestos. Carlos Bianchi reconoció que su equipo jugó mal y que “sabemos dónde están los problemas”. Aseguró que “trabajaremos para solucionar los inconvenientes, pero eso se los voy a decir a los jugadores. Por las dudas tiró: “Esto recién empieza”. Del otro lado, José Romero no pudo ocultar su alegría. “Ganarle a Boca no es cosa de todos los días, por eso estamos contentos. El equipo hizo un gran partido”, dijo el DT albo.