Boca fue muy superior a Argentinos Juniors y tuvo a un ex jugador del club de La Paternal como Juan
Román Riquelme otra vez en gran nivel, para hacer más amplia la brecha entre ambos y reflejarla con
un contundente 4-0 con el que se cerró la segunda fecha del Clausura.
El conjunto xeneize manejó el partido de punta a punta, sin inmutarse, tomando con solidez a
los delanteros visitantes y definiendo en ataque después de continuas llegadas, a partir de la
siempre exquisita conducción de Riquelme.
Nunca se apuró el conjunto dirigido por Carlos Ischia (primer triunfo oficial en la Bombonera
como técnico boquense) y hasta pareció regular fuerzas pensando en el compromiso del próximo
miércoles por Copa Libertadores ante Unión Atlético Maracaibo.
Pero lo notable es que con ello le alcanzó y sobró para superar a un Argentinos Juniors con
el que compartió el cuarto lugar del pasado torneo Apertura, pero que ahora parece estar muy
alejado de aquel.
Y esa tranquilidad de los xeneizes puesta de manifiesto aún con el marcador cerrado, pareció
casi como un designio del destino, porque la apertura llegó por una fragilidad del arquero
visitante Juan Carrera, que no cerró las piernas ante un remate de media distancia de relativa
violencia y de rastrón del experimentado delantero Martín Palermo.
Con la ventaja el conjunto local siguió yendo en busca de más, ante un Argentinos Juniors
impotente, que no podía hacerse de la pelota en la mitad de la cancha y cada vez que recurría al
juego aéreo buscando al grandote Alejandro Delorte, se encontraba con la efectiva marcación del
paraguayo Julio César Cáceres.
Y lo que no terminó de cerrar Boca en el primer tiempo, lo hizo inmediatamente comenzado el
segundo cuando el estratega Riquelme volvió a asistir a Rodrigo Palacio como en el anterior cotejo
ante Central, para que el bahiense definiera otra vez con mucha justeza.
De allí en más Boca se dedicó a manejar la pelota al ritmo cansino del número 10, siempre con
la “escopeta cargada” para aumentar cifras.
Pero la descarga recién llegaría en los ocho minutos finales, cuando el área de los bichitos
colorados era un tembladeral y entre el uruguayo Alvaro González por derecha y el ingresado Jesús
Dátolo por izquierda hacían estragos en la última línea rival, imprimiéndole al juego un vértigo
casi impropio de las circunstancias.
A los 38 minutos Dátolo se “sacó la mufa” de no poder convertir, aunque le costó
bastante, ya que le sacaron un cabezazo en la línea antes de que tomara el rebote de zurda y
marcara el tercer gol de su equipo.
Acto seguido salieron del campo de juego Riquelme y Palermo para que ingresaran el
mediocampista Leandro Gracián y el delantero Mauro Boselli, en un gesto de generosidad de Ischia
para con los dos máximos referentes del equipo, que recibieron el consabido reconocimiento de la
hinchada.
Y cuando se jugaban cuatro minutos de descuento, en la última acción del partido le
cometieron penal al uruguayo González y también Gracián se pudo dar el gusto al convertir desde los
doce pasos.
Así redondeó Boca una actuación convincente y reveladora de su verdadero nivel, ante un
Argentinos Juniors que venía de perder 2-0 con San Martín, en San Juan, y otra vez empieza a ver
con preocupación la tabla de los promedios.