Otra derrota. Otra jornada sin respuestas. Otra vez los rumores de ciclo que se termina en torno a Carlos Bianchi. Es que Boca se volvió sin nada de su visita a Rafaela, donde Atlético le ganó 1 a 0 y desnudó que el equipo dirigido por el Virrey no encuentra el rumbo y se hunde en una crisis que podría desdibujar los símbolos que hasta el año pasado eran intocables.
Es que el 2014 arrancó pésimo para el Xeneize. Sin victorias. Ni siquiera en amistosos. Es más, perdiendo dos de tres ante River. Por eso partido a partido se le pide una respuesta urgente al equipo. Y en Rafaela se esperaba mucho más, al menos algo más. Sin embargo, tras un resultado sin goles en la etapa inicial, la conquista temprana de Rodrigo Erramuspe en el complemento (11') complicó demasiado al equipo de Bianchi.
Boca trató de hacerse protagonista a partir de la inteligencia de Gago y de la conjunción de Insúa y Sánchez Miño por izquierda. Pero su plan se fue diluyendo en la medida en que Depetris y Rodales hicieron pie sobre ese andarivel, ya que Erbes en ningún momento desbordó a Eluchans por derecha.
La visita pronto se encontró sin variantes, sin profundidad. Y Atlético comenzó a jugar el partido que esperaba, con pelotazos largos y cruzados para Vega y Albertengo.
El anfitrión sacaba provecho de las apariciones espontáneas de Depetris y Canhué, de las pelotas paradas y sobre todo de las dudas que tenía Boca en el juego aéreo. Le alcanzaba con muy poco para sofocar a Boca y para erigir a Orion como el jugador determinante.Como pasó a los 34', cuando hizo su intervención más lúcida desviando al córner un peligroso cabezazo de Depetris, sobre el poste izquierdo.
Claro, no pudo repetir en el segundo tiempo, cuando el mismo Depetris ejecutó un tiro de esquina desde la derecha, Erramuspe cabeceó con potencia y, tras desviarse en Pablo Ledesma, la pelota ingresó en la red antes que Orion pudiera intervenir.
Desde ahí Rafaela defendió la ventaja con uñas y dientes, mientras Boca parecía buscar una aproximación a ciegas con el ingresado Gigliotti como referencia de área. Aunque la única ocasión de gol la generó Sánchez Miño a los 72', con un disparo de media distancia que el arquero Conde frustró sobre el ángulo derecho.
Fue todo. La Crema se aferró a la diferencia del gol, nada menos. Y Boca se fue derritiendo, casi como si su presente tuviera fecha de vencimiento.