Boca Juniors no necesitó más que algunos buenos rendimientos de sus individualidades para
terminar estableciendo un rotundo 3-0 sobre San Martín de Tucumán que esta noche en La Bombonera
pareció un equipo con perfil de descendido.
El oficio del colombiano Fabián Vargas y Sebastián Battaglia en el mediocampo, más algunas
apariciones de Martín Palermo, autor de dos goles, y de Rodrigo Palacio, quien hizo el restante,
marcaron el destino de un encuentro caracterizado por la inoperancia ofensiva de los tucumanos en
la segunda parte.
Ahora, los norteños tendrán que ganar por los menos dos de los tres partidos que les restan
en el Clausura para tener alguna chance de permanecer en primera.
Los dos equipos trataron de jugar bien la pelota al comienzo y los tucumanos tuvieron las
mejores chances para anotar, pero la falta de puntería les impidió reflejar en la red su
superioridad.
La primera situación importante de la etapa inicial la realizó Palacio, a los 17 minutos, con
un tiró cruzado que se fue por arriba del travesaño.
San Martín hizo un buen trabajo por las bandas y le llegó con peligro al arquero Robero
Abbondanzieri. En la contra a la oportunidad de Palacio, Matías Urbano cabeceó un centro de Gustavo
Ibáñez y el esférico tocó el poste derecho.
Fue el primer aviso de que Boca iba a tener problemas en el juego aéreo de su defensa.
A los 33, los tucumanos pudieron anotar por esa vía. Pablo De Muner cabeceó un córner del
uruguayo Jorge Anchén y Abbondanzieri sacó al córner con el pie izquierdo. Después de un nuevo
centro de Anchén, el arquero salió mal y Germán Noce definió desviado.
Después de estar dos veves a punto de abrir el tanteador, San Martín quedó en desventaja. A
lo 35, Noce perdió la pelota en la izquierda con Palacio, el delantero cruzó al medio y Palermo
estirándose con pierna derecha superó a Marcos Gutiérrez.
Pudo aumentar el local a los 41, cuando Palacio recibió pase de Palermo y remató a la carrera
a las manos de Gutiérrez.
En el segundo capítulo, Boca controló la situación sin esforzarse en damasía ante un San
Martín que ya no encontró el camino para complicar con los envíos aéreos y que en toda la etapa
final no inquietó a Abbondanzieri.
El juego se tornó bastante aburrido, pero hubo un momento clave que fue el ingreso de Leandro
Gracián, a los 29, para dotar a Boca de la agresividad que le estaba faltando, y en las dos
primeras intervenciones del ex Vélez Sarsfield llegaron los goles que cerraron el marcador.
Sobre la media hora, Gracián hizo la pausa para la llegada de Juan Román Riquelme, quien con
muy poca oposición llegó hasta el fondo por izquierda y tocó hacia el medio, donde Palacio tuvo
tiempo para acomodarse y vencer a Gutiérrez.
Dos minutos más tarde, Gracián recibió de Vargas, hizo un enganche y tocó al medio para
Palermo, quien se sacó un hombre de encima y con remate bajo puso el 3-0.
Fue un partido que se le hizo muy cómodo a Boca en el final, más por las carencias de San
Martín que por mérito propio.