Si hubo un rasgo distintivo que conoció Rosario de Edgardo Bauza fue su capacidad de adaptabilidad para nunca dejarse envolver por las críticas. Todo le resbalaba al Patón. Incluso ensayaba una sonrisa socarrona cuando le pegaban en la espalda la oblea de defensivo. En ese sentido siempre resultó ser un entrenador muy enfocado en lo suyo y nada ni nadie podía hacerle pisar el palito. Hasta que llegó al banco de la selección argentina. Al lugar soñado más allá de que su elección fue como la del último orejón del tarro. Ahí bastó menos de un año de gestión para observar cómo le entran todas las preguntas malintencionadas de la prensa. Y Bauza resiste, se cubre con las manos la cara, pero no se pone el chaleco antibalas. Elige el peligroso camino de contestar con sarcasmo, ironiza sobre la actuación del equipo en la victoria contra Chile y de esa manera no hace otra cosa que cavarse la fosa solo. En la conferencia de prensa de ayer fue por más el ex técnico de Central. Como si todavía tuviera los cortos puestos no se intimidó cuando le dijeron si seguía pensando que Argentina había jugado para 10 puntos el jueves en el Monumental: "Vi de nuevo el partido y le pondría un punto más porque Chile nos atacó con cuatro delanteros y el equipo lo resolvió de manera brillante", recogió enseguida el guante. Obviamente nadie de los presentes le creyó. Y para cerrar el partido de fábula que vio, no tuvo mejor idea que responder que la estrategia utilizada por Argentina es "jugar a ganar", una condición que precisamente no muestra esta selección de un raquitismo futbolístico evidente. Hay un tufillo desestabilizador en la previa del partido de hoy contra Bolivia por las eliminatorias. Se huele a sangre en las cercanías de Bauza, como si lo estuvieran esperando. No son pocas las voces que afirman que ante un resultado adverso en La Paz, la nueva dirigencia de la AFA, con Chiqui Tapia como presidente, revisará la gestión del Patón y analizará qué hacen con el contrato que firmó con la Comisión Normalizadora. Sería una locura interrumpirlo cuando aún restan cuatro partidos para saber si la selección nacional clasificará al Mundial 2018. Lo que sí deberá evitar Bauza es reírseles o tomar a broma a los periodistas. No por la prensa en sí, sino porque los dirigentes y los jugadores saben que no se está contando la verdad de la historia. Justamente eso se le puede venir encima si el resultado contra los bolivianos no es "el estratégicamente programado". De pique, esta tarde el Patón no formó un equipo para ganar, como le gusta decir, sino para atenuar los efectos de la altura de La Paz.