Edgardo Bauza se convirtió esta noche en el técnico que llevó al San Lorenzo de Argentina a conquistar la Copa Libertadores de América por primera vez en su historia, algo que ya había logrado con la Liga de Quito en 2008.
Edgardo Bauza se convirtió esta noche en el técnico que llevó al San Lorenzo de Argentina a conquistar la Copa Libertadores de América por primera vez en su historia, algo que ya había logrado con la Liga de Quito en 2008.
Cuando llegó a San Lorenzo en reemplazo de Juan Antonio Pizzi, el presidente del club “azulgrana“ lo presentó con palabras que eran una mezcla de elogio y ruego al decir que Bauza es un entrenador “capaz de hacernos ganar la Copa“.
Y el “Patón“ no defraudó y llevó al equipo que tiene al Papa Francisco como su hincha más famoso a conquistar el título continental que el centenario club perseguía desde su primera participación en 1960.
“Lo conseguimos. Hicimos realidad este sueño de tantos años. El título es para esta gente que nos alentó desde el comienzo“, dijo Bauza después de ganar su segundo título continental como entrenador.
Bauza, de 56 años, no le temió al desafío y armó un equipo con mentalidad ganadora para cumplir con el mandato.
“Para ganar la Copa hace falta jerarquía, experiencia y solidez“, advirtió Bauza cuando se lo consultó sobre cómo haría para terminar con la histórica mala racha que persiguió al club durante tantas décadas.
Los comienzos en San Lorenzo no fueron fáciles y la adaptación a la idea del entrenador trajo aparejados malos resultados y una sufrida clasificación a octavos tras quedar a un paso de la eliminación.
“Me tuve que defender de las críticas y la desconfianza cuando no salían las cosas“, dijo Bauza al recordar sus comienzos en San Lorenzo.
El técnico, fuerte en sus convicciones, fundamentó sus conceptos en el “orden táctico y el equilibrio“ como premisas para conseguir su objetivo.
El “Patón“ decidió cambios de posiciones en algunos jugadores, como colocar al delantero Héctor Villalba como mediocampista ofensivo, para explotar su velocidad y ser el receptor de los pases mágicos de Leandro Romagnoli delante de Juan Mercier y Néstor Ortigoza, los gladiadores del centro del campo “Santo“.
San Lorenzo sufrió mucho en la etapa inicial de la Copa y logró una agónica clasificación tras golear 3-0 a Botafogo, con lo que cerró la fase con dos triunfos, dos empates y dos caídas.
La mejor versión del equipo comenzó a aparecer en las etapas de eliminación directa, un formato con el que Bauza se siente cómodo gracias a su estilo de planificación. San Lorenzo venció a Gremio y Cruzeiro para llegar a semifinales.
Allí goleó 5-0 al Bolívar en Buenos Aires y cayó 1-0 en la altitud de La Paz para llegar a la final.
Bauza fue un aguerrido zaguero central que marcó muchos goles a lo largo de su carrera. Además de sus tres pasos por Central (en los que ganó dos veces la liga local), también jugó en el Junior de Barranquilla colombiano, los Tiburones Rojos de Veracruz y el Independiente de su país.
Bauza también integró el plantel de la selección argentina subcampeona del mundo en Italia 1990.
En Central debutó como entrenador en una carrera en la que en su país también dirigió a Vélez Sarsfield, y Colón de Santa Fe.
Bauza sumó pasos por el Sporting Cristal de Perú -donde conquistó un título doméstico-, Al-Nassr de Arabia Saudita y la Liga de Quito, donde alcanzó la gloria en sus dos pasos, en los que ganó la Libertadores y la Recopa Sudamericana, además de dos ligas locales.
“Yo siempre sentí la presión por la obsesión de ganar la Copa“, destacó Bauza tras el partido del miércoles, en el que consiguió quebrar la maldición de San Lorenzo y cumplió el sueño de toda la vida de los sufridos hinchas del popular equipo azulgrana.
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Por Claudio Berón
Por Azul Martínez Lo Re