Históricamente las inferiores de Central fueron terreno fértil para los negociados de los oportunistas. Siempre el vivero canalla estuvo inundado para que los paracaidistas de turno aterrizaran y se quedaran con las ilusiones del piberío. Y en esta comisión directiva, por más que haya voces oficiales que salgan a desmentirlo, también hay representantes afines a ciertos dirigentes que piensan más en el negocio personal que en el rédito del club. Justamente yendo hacia esa dirección es incomprensible que una institución de la estatura probada de Central permita que chicos entusiastas o personajes de saco y corbata de cuestionada reputación pululen por la ciudad de Granadero Baigorria o el predio de Maristas como si fueran sus verdaderas casas. También es inconcebible que un ex bufetero, de reconocida cercanía con el procesado presidente del club de Arroyo Seco Patricio Gorosito, maneje a varios pibes de las inferiores haciendo uso y abuso de sus relaciones con cierta anuencia dirigencial o de una supuesta vinculación con el coordinador de las inferiores Alberto Boggio. Guillermo Fechenbach, un ex periodista que vivía de su militancia en las redes sociales para criticar a sus colegas, el abogado Guillermo Aliprandi y Félix Jaureguizar son nombres que hoy integran una comunidad de arribistas que monopolizaron la ganancia de las inferiores canallas. Claro que en esto el chancho no tiene la culpa, sino quién le da de comer. Igual, no vendría mal que Central monitoree con más precisión este tipo de situaciones. Tampoco es cuestión que gente que cree que la pelota pica porque tiene un conejo adentro tenga más participación que ex jugadores, de marcada identificación con la camiseta canalla y que serían incapaces de llenarse los bolsillos a costa del club. Ya es hora de que alguna comisión directiva deje los amiguismos de lado y realmente les entregue el preciado capital que son los pibes a representantes que fueron jugadores del club y de demostrada idoneidad para acompañar y ayudar a los chicos en su crecimiento. Nadie mejor que ellos saben lo que sienten y quieren los pibes a esa edad. Porque ellos también la vivieron. Central merece que ex futbolistas que invirtieron tiempo en capacitarse y que no tienen una mirada de águila puedan atravesar las puertas de Granadero Baigorria con la misma facilidad que lo hacen Fechenbach, Aliprandi y Jaureguizar. Nunca viene mal ventilar un poco para que los chicos respiren aire puro.