Barcelona tuvo hoy un sabor agridulce en la celebración de un nuevo título de la liga española de fútbol: ganó por 2-1 al Atlético de Madrid, pero volvió a perder a la estrella Lionel Messi por lesión.
Barcelona tuvo hoy un sabor agridulce en la celebración de un nuevo título de la liga española de fútbol: ganó por 2-1 al Atlético de Madrid, pero volvió a perder a la estrella Lionel Messi por lesión.
El equipo dirigido por Tito Vilanova, que el sábado por la noche confirmó su vigesimosegundo título de liga tras el empate del Real Madrid por 1-1 con el Espanyol, protagonizó un partido sacado prácticamente del mundo del revés.
El equipo azulgrana sufrió una nueva lesión de Messi a falta de 23 minutos para el final y con todos los cambios ya realizados, pero encontró luego las herramientas para revertir el resultado en inferioridad numérica y sin su máxima estrella.
El argentino, que volvía a la titularidad desde la ida de semifinales de Liga de Campeones contra el Bayern Múnich, se marchó caminando al vestuario a los 67 minutos en lo que pareció una recaída de su lesión muscular en el muslo derecho. Así, el equipo azulgrana le sacó diez puntos de ventaja al Real Madrid con un partido menos disputado, y pudo celebrar el título con un nuevo triunfo como visitante.
Atlético, por su lado, vivió con frustración su último encuentro antes de afrontar la final de la Copa del rey del próximo viernes contra el Real Madrid. El colombiano Radamel Falcao García anotó el gol inicial de los rojiblancos (51 minutos), mientras que el chileno Alexis Sánchez (72') y Gabi, en contra (79') apuntaron los tantos de los campeones.
La fiesta azulgrana en el estado Vicente Calderón comenzó con el famoso pasillo realizado por los jugadores rojiblancos en el ingreso al campo de los flamantes campeones. El partido, en tanto, tuvo intereses diametralmente opuestos para ambos equipos. Los recientes consagrados afrontaron el compromiso con la idea de dar una buena imagen y sin parecer estar obsesionados con igualar el récord de los 100 puntos del Real Madrid de la temporada pasada.
Lo más importante para el Barcelona era poder volver a ver a Messi desde el comienzo del juego, mientras que algunos miembros de la plantilla se jugaban una oportunidad importante para recuperar la confianza de la afición antes de que terminara la temporada, como es el caso de Alexis Sánchez o Cesc Fábregas.
Para el Atlético, en cambio, era la preparación perfecta para la final de Copa. De tal manera, afrontó el duelo con una intensidad mucho mayor que su rival. La primera mitad fue demasiado pobre. El Atlético se mostró férreo en la marca, mientras que el Barcelona no aplicó la intensidad necesaria para amenazar la portería rival.
Las ocasiones más claras estuvieron en los pies de Koke, que lanzó un tiro desviado desde la puerta del área, y de Cristian Tello que besó el palo con un tiro abierto desde la izquierda. Poco antes del descanso, Dani Alves sintió molestias en la cadera y tuvo que ser reemplazado de emergencia por Marc Bartra.
En el complemento, el conjunto rojiblanco consiguió la ventaja casi sin proponérselo: Gabi sacó un pase desde el suelo hacia la izquierda para que Falcao definiera con la punta del botín con un tiro fuerte sobre la izquierda de Pinto.
Mientras Vilanova intentaba revolucionar el juego de su equipo con los ingresos de Sergio Busquets y David Villa, el panorama se complicaba en demasía con una nueva recaída de la lesión de Messi.
A los 67 minutos, el argentino encaró en velocidad al corazón del área y, luego de sentir un pinchazo en el muslo, se marchó caminando directo al vestuario. El Barcelona se quedaba con diez hombres y sin su máxima figura.
Parecía que el Barcelona volvería a ser víctima de la “Messidependencia”, pero terminó por ser una lección de respuesta anímica: el campeón de liga revirtió el resultado sin su mejor jugador y con diez futbolistas en el campo.
Sánchez empató con un tiro venenoso dentro del área y, siete minutos después, Gabi protagonizó un ridículo al enviar hacia su propia portería un tiro con destino de grada de Villa.
Ya en el final, Messi regresó al banquillo (ya duchado) y pareció reconocerle a Jordi Roura, asistente de Vilanova, que se trataba de la misma lesión sufrida en el mes de abril.
El partido se esfumó y el Barcelona se llevó un nuevo triunfo suficiente para celebrar otro título para sus vitrinas, pese a otra lesión de su mejor jugador. (DPA)