Banfield se consagró campeón por primera vez en sus 113 años de historia, pese a perder merecidamente con Boca Juniors por 2-0, en la Bombonera, por la 19na. y última fecha del torneo Apertura.
Banfield se consagró campeón por primera vez en sus 113 años de historia, pese a perder merecidamente con Boca Juniors por 2-0, en la Bombonera, por la 19na. y última fecha del torneo Apertura.
La estrepitosa caída de Newell`s Old Boys ante San Lorenzo por idéntico marcador en Rosario le permitió a los dirigidos por Julio César Falcioni conservar la ventaja de dos puntos y festejar el título.
El goleador Martín Palermo anotó los dos goles de Boca, a los 7 minutos del primer tiempo, de tiro penal, y 14m. del segundo período. Así, cortó una sequía personal de 748 minutos, la más prolongada de su exitosa campaña en el club.
Banfield, de rotundo fracaso en su jornada consagratoria, se coronó campeón con 41 puntos, producto de doce triunfos, cinco empate y apenas dos derrotas. Fue el equipo con menor cantidad de derrotas y goles en contra (once).
Los nervios que gobernaron la previa de la definición del Apertura dominaron a Banfield en el arranque e inclinaron el partido en favor de un Boca mucho más relajado.
El principal aspirante al título asumió el juego con desorden táctico e
imprecisiones como contracara de un rival al que le bastó con su prolijidad para administrar la
pelota.
A diferencia de lo que se especulaba, el técnico Alfio Basile mantuvo la tradicional línea de
cuatro defensores; ubicó a los juveniles Cristian Erbes y Nicolás Colazo en los costados de la
línea media y le ordenó a Guillermo Marino una función de doble cinco adelantado.
Con ese dibujo, Boca controló a un Banfield ansioso y lo golpeó en la primera visita al área, favorecido por una imprudencia del lateral Julio Barraza, que rozó con su botín derecho el rostro de Nicolás Gaitán en una jugada dividida contra la línea de gol.
Palermo no claudicó en su costumbre de amargar a Cristian Lucchetti (es el arquero al que más le convirtió en el fútbol argentino con 11 tantos) y conformó a una parcialidad xeneize que pedía ganar “cueste lo que cueste” desde el principio de la jornada.
Las noticias llegadas desde Rosario, que informaban sobre la derrota parcial de Newell`s, eran las únicas alentadoras para el hincha de Banfield que veía a su equipo desbordado por el devaluado Boca.
Hasta los 30 minutos, Banfield apenas se aproximó con un par de pelotas detenidas y el local estuvo cerca del segundo a los 24 cuando Marino, tras una gran corrida y una combinación con Colazo, no alcanzó a conectar de cabeza libre frente a Lucchetti.
Pero en los últimos 15 hubo síntomas de reacción, aunque insuficientes para el empate. Santiago Silva cabeceó alto a los 31m., tras una triangulación entre Roberto Battión, Sebastián Fernández y Marcelo Quinteros.
Y a un minuto del descanso, el uruguayo Fernández contó con la chance más clara cuando remató desviado ante la salida de Roberto Abbondanzieri una pelota que Silva le bajó de cabeza.
El intento de un juego más asociado en el segundo tiempo fue un espejismo de 14 minutos para Banfield, exactamente lo que tardó Palermo en anotar el segundo, tras capitalizar una pelota en el área que introdujo Gabriel Paletta y Silva no pudo despejar.
En ese lapso, los dirigidos por Julio Falcioni llevaron el desarrollo del juego al campo rival y contaron con una cabezazo de Víctor López (7m.) que estuvo cerca de transformarse en el empate. El segundo gol de Palermo desmoralizó por completo a Banfield, cuya ilusión quedó absolutamente ligada a lo sucedido entre Newell`s y San Lorenzo.
Y Fabián Bordagaray, nuevo e involuntario héroe banfileño, garantizó la gloria cuando marcó el 2-0 de San Lorenzo en el Coloso del Parque de la Independencia.
Con los resultados definidos, el partido en la Bombonera ya no tuvo interés y sólo se esperó por el final para consumar la consagración de Banfield, justificada por todo lo hecho de la primera a la penúltima fecha.
Por Martín Stoianovich