Si hay un traje que le queda a medida a Sevilla es la Liga de Europa. El conjunto español, que tuvo en sus filas al rosarino ver Éver Banega, al Mudo Vásquez y Lucas Ocampo, jugó seis finales de este torneo en los últimos 15 años y ganó todas esas definiciones. Esta vez, su víctima fue el Inter de Milán, al que venció 3-2 en Colonia (Alemania) para agrandar todavía más una gigantesca leyenda europea con otra victoria en una final épica y tremenda. Por ser el campeón jugará la Supercopa de Europa en el inicio de la nueva temporada contra el vencedor de la Liga de Campeones de Europa (Bayern Münich o París Saint Germain, que juegan mañana).
El encuentro presentó dos ideas contrapuestas y que se mantuvieron a lo largo de los noventa minutos, con un Sevilla sediento de la pelota y una movilidad y presión insoportable para los defensores interistas, al tiempo que enfrente se sostuvo todo al espacio y al pelotazo para Lukaku.
Y esa potencia ofensiva y física de Inter, centrada por la capacidad de tracción en velocidad del belga Lukaku, le dio la posibilidad de pasar al frente en el amanecer del partido. Es que una contra ejecutada a la perfección y una marca frágil del brasileño Diego Carlos terminó en un penal y gol tempranero de uno de los mejores atacantes de esta temporada.
El golpe se notó en el equipo andaluz, con un libreto conocido basado en la posesión y en la conexión entre los volantes y atacantes, con posiciones variadas, profundidad por las bandas y sin una referencia del área, a diferencia de su rival.
Y así fue que una vez que Sevilla salió del letargo se conectaron los laterales y por el lado derecho movieron la pelota para una palomita de Luuk de Jong, quien sorprendió con su desmarque a las torres defensivas Diego Godín y Stefan de Vrij en el fondo italiano.
Con el correr de los minutos, la sociedad de Suso y Lucas Ocampos se transformó en una pesadilla para Inter, que no le encontró la vuelta al medio y retrocedió al punto de tener ocho jugadores cerca del arquero Samir Handanovic.
Y cuando De Jong se impuso en las alturas de nuevo, en una jugada de pelota parada perfecta, y todo pareció ser una historia favorable para Sevilla, el que apareció por la misma vía fue el uruguayo Diego Godín y dejó todo como al principio con un tremendo cabezazo.
Poco cambió en el complemento, ya que Sevilla se sintió siempre más cómodo con la pelota e Inter en su apuesta de esperar y arremeter con sus potentes delanteros, que prácticamente atacaron en soledad y les costó imponerse en los primeros pasajes.
Sin embargo, Lukaku tuvo la más clara cuando le ganó la posición nuevamente a Diego Carlos sólo que esta vez se topó con el achique del marroquí Bono.
Y justamente el brasileño, que padeció a Lukaku cuando lo marcó mano a mano, metió una chilena para el delirio de los andaluces, que así se quedaron con su sexta consagración en este torneo.