¿Qué análisis hace del presente del seleccionado?
¿Qué análisis hace del presente del seleccionado?
Esta exasperación por el entretenimiento que le dije explica las críticas a la selección. Advierta que se llegó a la final de un Mundial y dos Copa América, con Sabella y Martino, pero según el sistema fue un fracaso porque salimos segundos. Sin embargo salimos terceros con un novato como Scaloni, pero no se dice nada porque la imputación de Messi sobre la corrupción en Conmebol fue lo urgente. Entonces postergaron el análisis para privilegiar la declaración de Messi. Claro, en este caso el tercer lugar no constituyó fracaso. Lo esencial quedó archivado.
¿En este episodio no quedó expuesta también la precariedad de la AFA?
Los grandes líderes dirigenciales no explican todo lo que saben sino que enseñan todo lo que son. Grondona nunca hablaba de una cuestión controversial públicamente, sino que ejercía su rol en privado. El hecho más escandaloso que vivió una selección argentina fue el dóping positivo de Diego Maradona en el Mundial de Estados Unidos. No hubo una sola palabra ni durante ni después con respecto de todo lo que hizo para que Diego vuelva a jugar y no sea sancionado de por vida. Tampoco todo lo que hizo para que la selección no fuera excluida de ese torneo y de los próximos porque se trataba de un dóping reiterado. No olvidemos que Maradona venía de una sanción por control positivo en 1992 jugando para Nápoli ante Bari. Porque aunque en el Mundial 94 fue una efedrina involuntaria, no salió la dirigencia de la AFA a copar la parada, sino que buscó puertas adentro negociar para conseguir el mal menor. En cambio en esta ocasión, frente a la declaración de Messi, salió Tapia a romper relaciones con la Conmebol, fue por más. Entonces cuál es la diferencia entre un dirigente y un jugador, que el jugador no está obligado a pensar, está sí obligado a sentir. En cambio el dirigente no puede sentir antes que pensar, porque está defendiendo intereses que son superiores al interés propio. Grondona manejaba estas situaciones con maestría, pero con una gran discreción. Y lo digo yo, que durante sus últimos diez años he sido su vocero.
Usted fue crítico de Grondona y luego terminó acompañándolo. ¿Cómo resolvió las diferencias?
Como periodista fui crítico de sus formas y como productor consideré oportuno enviarle un proyecto de televisación de los partidos para que los clubes reciban mejores dividendos y de manera directa. Hoy lamento no haberlo conocido antes, pero ninguno de nosotros somos lo mismo siempre.
¿Ese proyecto lo implementó finalmente la AFA?
Sí, fue el de Fútbol para Todos. Cuando mucha gente me cuestiona haber trabajado con Grondona después de mis críticas, nadie repara en que mi objeción a su gestión fue la manera en la que comercializaba el fútbol, y cuando me convoca fue para instrumentar mi propuesta después de haberla hecho analizar, y que apuntaba a que los clubes tuvieran incrementos en sus ingresos.
¿El fútbol debe ser una cuestión de Estado?
Por supuesto. Este gobierno lo tomó también así, por supuesto que con su visión privatizadora. Pero no hay una sola concepción de Estado, hay uno privatista que enfoca el fútbol como negocio. Y hay otro que tiene un enfoque con concepción social a través de la distribución de los bienes en beneficio de la mayoría de sus habitantes en educación, salud, ciencia y tecnología, en vivienda y también en el entretenimiento, que es el fútbol.
¿Pero lo tiene que pagar el Estado al fútbol?
Fútbol para Todos no nació para que lo pague el Estado sino todo lo contrario. Nació para que el Estado gane dinero con su comercialización.