"El deporte, se sabe, es puro movimiento. El cine, también". Así de sencilla parece la unión de esos dos mundos que el crítico literario, periodista, jugador de fútbol amateur e hincha de Racing Matías Bauso describió en el libro "El deporte en el cine. Grandes partidos, jugadores y atletas de la pantalla" (Paidós), que acaba de presentarse en el stand de Grandes Libros de la 44° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Un texto con una compilación "no taxativa", según dijo el autor en diálogo con Ovación, de las 100 mejores películas deportivas: desde las clásicas del boxeo como "Toro Salvaje" y "Rocky"; pasando por los documentales "Senna", de automovilismo, o "Héroes", sobre el Mundial de 1986 y la figura de Diego Maradona. Pero además, Bauso compila en el texto los mejores planos secuencia, devela curiosidades como que Kevin Costner y Paul Newman son dos de los actores que más se repitieron en el género y el ídolo Muhammad Alí es el más retratado por el séptimo arte. Un libro-guía, para volver siempre al cine o a las canchas.
¿Por qué el fútbol es el más popular de los deportes y el menos llevado al cine?
Porque Hollywood no le encuentra la vuelta. Los norteamericanos no lo tienen internalizado, para ellos el deporte es el beisbol. Es muy difícil trucar el gesto técnico de un futbolista, aún siendo jugador amateur, y es complicado filmar en un espacio tan largo como la cancha. Además el fútbol tiene pocos goles y por ahí un equipo mete uno a los tres minutos, ahí sucede el clímax del partido y luego no sucede más nada, y el cine muestra los grandes momentos de una contienda. Entonces si no se le sabe pegar a una pelota, si no se sostiene la tensión dramática, lo verosímil se cae a pedazos.
¿Es más fácil filmar boxeo?
Sí porque el director puede poner la cámara donde quiere: en el ring, en el vestuario, sobre los ojos del boxeador. Basta que el actor tenga músculos y algo de técnica boxística para ser más convincente.╠
¿Como Stallone en "Rocky"?
Esa fue un mojón en la historia de las películas deportivas: un filme de bajo presupuesto con un actor desconocido que lideró la taquilla, ganó un Oscar y la industria replicó siete veces.
De las pocas películas deportivas argentinas rescatás a "Gatica", ¿por qué?
Es cierto que hay pocas. Están las de los 40, como "El hincha", "El Cura Lorenzo" y "Pelota de trapo", o alguna buena de José Martínez Suárez, como "El crack", de principios de los 60. Pero es un género difícil, técnicamente exigente y caro. Y a "Gatica" la rescato porque es una gran película, que no juzga al personaje y no deja de contar las cosas complicadas que vivió, un filme que pinta un mundo: Buenos Aires de los 40 y 50, un mundo imaginario, el del peronismo bajo los ojos de (Leonardo) Favio, una mirada emocionada. Gatica es un gran Favio: superlativa.
Dedicás un capítulo al deporte femenino, decís que "no ha sido bien retratado".
Es que hay un problema cultural, una visión machista que sostiene que el deporte sólo puede interesarle más al varón y las películas deben tener protagonistas masculinos. Las mujeres son el etcétera, de hacen de ellas filmes amables, edulcorados, poco conflictivos. De todos modos hay buenas como "Personal best" (atletismo), de Robert Towne, y dos estrenos como "La batalla de los sexos" (tenis) y "Yo, Tonya" (patinaje) .
Sin embargo rescatás a una mujer como autora de uno de los mejores documentales de la historia del cine deportivo.
Le dedico todo un capítulo a "Olimpya" de Leni Riefenstahl. Una obra de cuatro horas de una artista descomunal, nazi, que principalmente entronizó el culto por el cuerpo y la belleza. En el 36 inventó una cámara subacuática e hizo cavar fosas paralelas a la pista de atletismo para filmar mejor los saltos en alto y en largo. Y contra todo lo esperado filmó al atleta negro Jesse Owens, a quien Hitler se negó a darle la mano.
¿Qué tiene que tener una buena película deportiva
Debe mostrar un mundo creíble, el actor tiene que ser convincente, la historia debe atrapar y además debe tener emoción y épica, el deportista debe lidiar con la derrota y seguir. El cine y el deporte son los reinos de la hipérbole.