El final invitó a creer. No por los tres puntos en sí, sino por la forma en que los conquistó. Por el rival al que se le paró con determinación hasta recuperar lo que parecía esfumársele. Hay victorias que valen distinto pese a tener el mismo premio. Como la que festejaron los salaítos en el Olaeta. Un 2-1 que llegó a los 88', poco después del 1-1 que alcanzó de tanto buscarlo. Y lo hizo bien, que es lo más importante.
Ojo, Argentino también contó con una cuota de fortuna. No hay que desestimarla. Es que no aparece seguido. La tuvo un par de minutos antes del segundo grito, cuando una carambola en el área local terminó con la pelota en las manos de Rodríguez después que la devolviera el palo izquierdo. Como también había pasado a los 13', sólo que fue la base del vertical del arco que da a calle Sorrento.
Igual, el salaíto hizo todo el esfuerzo para quedarse con el premio. En el primer tiempo tuvo una falla defensiva que a los 25' se transformó en el 0-1 del gol de Fleita, al que le quedó una tapada providencial de Lucas Rodríguez.
Y remarla no es lo mismo. Menos ante un equipo que con esa victoria parcial se subía a la cima de la tabla. Pero los dirigidos por Vaquero buscaron hacer su partido.
Tenían la pelota. La manejaban bien. Con buenas acciones de Odi, con el esfuerzo de Fabrizio, la habilidad en velocidad de Bartomioli, las proyecciones de Córdoba. Pero faltaba final, claridad en el cierre de los ataques.
"Vamos a jugar", le gritó el DT salaíto a su arquero a los 55', confiando en que era el camino, no el de los pelotazos a dividir. Y así fue. Entró Salgado, también Heritier, ambos para manejar la pelota por abajo; luego Olocco para abrir la cancha y ayudar a Bartomioli.
La combinación de variantes, el retroceso de la visita para cuidar la diferencia y el crecimiento que viene exhibiendo el equipo albo mantenían en pie la chance de, al menos, llegar a la igualdad.
La que apareció a los 81' tras el córner lanzado por Salgado para el cabezazo limpio y goleador de Negreti.
Lamadrid sintió el golpe, tanto que Olocco casi mete otro cabezazo. Pero la visita es un duro adversario que no de casualidad está tercero, que hasta fue líder. Por eso complicó. Sin embargo el dueño de casa estaba bien parado y con May resolviendo con prestancia. Empujando desde atrás, con sus compañeros buscando el triunfo. El que llegó a los 88' con un jugadón de Bartomioli, con un golazo que abrió la puerta a la ilusión del tan esperado ascenso.
Bartomioli, el gambeteador
Engancha siempre. Y bien. En velocidad, hacia adelante, sin dudar. Además, sabe pegarle al arco. No es casualidad que lleve 5 goles y sea el artillero salaíto. Les hizo dos a Puerto Nuevo y dos a Muñiz, allá por noviembre, cuando empezó la gran racha de este Argentino que ahora marca 8 partidos sin perder, con 6 victorias y 2 empates. Lo único "negativo" de ayer: se terminó el invicto del arco salaíto en 510'.