Hace una semana, durante el partido en que San Lorenzo perdió 1 a 0 con el ecuatoriano Emelec pero pasó a cuartos de final en el Nuevo Gasómetro, se vio a una mujer baja, morena y seria hacerles marca personal a los cuatro árbitros del encuentro. Estuvo con ellos antes, durante y luego del cotejo. La mujer es la peruana Ana Isabel Pérez Assante, de 48 años, y la primera asesora de árbitros internacional de Conmebol. Ese partido por la Libertadores fue el primero fuera de su país, porque en realidad cumple la función de asesora de árbitros para el ente sudamericano desde 2009 y para Fifa desde hace 5 años. Arbitra de árbitros.
Ayer dialogó con Ovación desde su oficina en la Federación Peruana de Fútbol, en Lima. Un despacho austero, lleno de pelotas de fútbol: una verdadera marca en su vida, desde que tenía un año.
En algunas fotos se le ve una cicatriz en la parte derecha de la frente, ¿a qué se debe?
Siendo pequeña mi mamá me dejó subida a un mueble con una pelota que se me cayó y al querer agarrarla me lastimé.
Un objeto que nunca más le sería ajeno. Porque Ana no sólo trabajó 13 años como árbitra sino que se casó con uno de ellos (Winston Reátegui, padre del hijo de 13 años de ambos) y ahora sigue en carrera, aunque ya no con silbato en mano y con los cortos negros, sino con planilla, reloj y wyscout.
¿Qué es eso?
Es una excelente herramienta a nivel internacional donde se cargan los partidos, la información de todos los equipos, los datos de los encuentros anteriores. Por ejemplo, el 10 de agosto en Buenos Aires ya tenía detalles del partido de ida entre San Lorenzo y Emelec, entonces a partir de allí hago cortes (clicks) en las situaciones más importantes para los árbitros y analizamos juntos los momentos a afrontar y vamos preparando el próximo partido. Y durante el juego tomo nota en una planilla".
Anita, la llaman algunos, estudió el profesorado de maestra jardinera en simultáneo con arbitraje. Y trabajó en ambas profesiones. "A los padres y a los niños les gustaba verme en la tele los fines de semana", aseguró.
Pero ser jueza de fútbol fue más fuerte. Entre los encuentros más destacados de su carrera enumera a los dos clásicos del fútbol peruano a estadio lleno (Alianza Lima versus Universitario), el Mundial de fútbol femenino en los Estados Unidos en el año 1999, las Olimpíadas de Sidney y el Mundial Sub 17 de varones en Trinidad y Tobago.
Mandarla a lavar platos, pañales o a cuidar a su marido (cuando aún era soltera) fue lo más grosero que le han dicho en un estadio. Dice que el fútbol argentino es mucho más "eufórico" que el peruano y que puede en sólo 20 minutos del primer tiempo de un partido darse cuenta si un árbitro promete. "No hay malos árbitros, sólo deben tener una preparación física, técnica y emocional constantes: debe saber moderar el carácter y calmar a los jugadores aún ante 40 mil personas que insultan".
Ana dice estar dispuesta a "romper paradigmas" en el machismo futbolero, donde aún no hay mujeres relatoras ni presidentas en Fifa o Conmebol. "Pero en Fifa ya hay una secretaria general. No es descabellado pensar que llegaremos también a esos lugares", comentó.